Esta mañana mis alumnos me preguntaron:
-Profe ¿vas a ir a la huelga?
-Pues, la verdad, no lo sé todavía.
Como el miércoles tengo a primera hora con ellos, me he comprometido a decidirme y aclarar mis ideas, para avisarles desde el martes y no hacerles madrugar innecesariamente el 29-S.
Así que la cuestión es ésa: ¿debo ir a la huelga?
Hace unas dos semanas decidí que iría, debido a los siguientes motivos:
a) La reforma laboral aprobada por el gobierno supone una desprotección de los trabajadores muy peligrosa. Por una parte, se abarata el despido (pasando la indemnización por despido de 45 a 20 días). Por otra parte, se introduce un nuevo motivo del empresario para despedir al trabajador: los malos resultados de la empresa, o los posibles malos resultados de la empresa. Es decir, se le otorga al empresario un cheque en blanco para despedir al trabajador por motivos no atribuibles al trabajador. Este cheque en blanco puede traducirse en una coartada del empresario para imponer unas condiciones laborales de semiesclavitud... so pena de despido.
b) Los recortes de Zapatero han empezado por abajo. Se han congelado las pensiones, se nos ha bajado el sueldo a los funcionarios y finalmente (una semana antes de la huelga) se ha aprobado una subida de impuestos para las rentas más altas.
c) Si no le doy mi voto a Zapatero en las próximas generales (que es lo más probable) es precisamente por este giro neoliberal o esta derechización de su política económica, tan frecuente por otra parte en la historia de este partido cuyas siglas incorporan la palabra "obrero". Por lo tanto, ir a la huelga el día 29 me parece un modo de expresar el porqué de mi previsible falta de apoyo a Zapatero en las elecciones del 2012. O visto de otra manera: ir a la huelga el día 29 es la manera de concederle a Zapatero el beneficio de la duda y la posibilidad de rectificar y volver a reconciliarse con los votantes de izquierda que ha ido perdiendo a lo largo de esta legislatura.
Tales son mis argumentos, aunque soy consciente de que no son los únicos:
¿Por qué entonces mis dudas?
¿Por qué no les he dicho a mis alumnos: "Sí, iré a la huelga, pueden dormir una horita más el miércoles"?
¿Por qué entonces mis dudas?
¿Por qué no les he dicho a mis alumnos: "Sí, iré a la huelga, pueden dormir una horita más el miércoles"?
a) Tengo la sensación de que la huelga va a ser un fracaso. Quizás no tan estrepitoso como la huelga de funcionarios del 8 de junio, pero un fracaso al fin y al cabo. Habrá la habitual guerra de cifras entre las dos partes: los sindicatos y el gobierno, básicamente. Pero a la postre el 29-S pasará sin pena ni gloria, sin el efecto necesario como para que el gobierno se vea obligado a dar marcha atrás y revocar sus últimas reformas.
b) Tanto si es un fracaso la huelga como si no lo es tanto, tengo la sensación de que Zapatero no va a rectificar. Es decir, no soy inmune a ese sentimiento generalizado de que nada va a cambiar tras el 29-S y que el gobierno seguirá en sus trece. Hay un tufillo a inexorabilidad en este asunto.
c) Me da rabia cómo se debe estar frotando las manos el PP. Si la huelga es un fracaso, se alegrarán, porque ello supondrá un varapalo para los sindicatos (a los que llevan demonizando durante las últimas semanas... y siempre), así como un espaldarazo a la política económica neoliberal que Zapatero les está haciendo. Si la huelga es un éxito, en cambio, también se alegrarán, porque ello significará un varapalo para Zapatero del que sabrán sacar rédito político a base de demagogía tertuliana y otros desmanes.
d) Creo que los sindicatos son necesarios y me preocupa el ataque furibundo al que la derecha los está sometiendo en los últimos días. Pero he de admitir que coincido en gran parte de los reproches que he oído: que se han dormido en los laureles durante este tiempo, que se han dedicado a pastelear y ahora quieren salvar la cara a última hora, que sus liberados no siempre justifican con su trabajo lo que nos cuestan, que los intereses que defienden son muchas veces espúreos, que no representan sino a una parte de los trabajadores (por ejemplo, en educación, en Canarias, a los interinos), etc.
Así pues, aunque escribir el post me ha servido para ordenar mis ideas y decantarme por SÍ ir a la huelga y darle una alegría a mis alumnos, lo cierto es que la duda persiste, y que como la semana próxima nos toca estudiar a los sofistas y a Sócrates, me encuentro en una actitud muy pero que muy socrática, que me gustaría compatir con ustedes, lectores de este blog.
Así pues, como si en Sócrates me hubiera encarnado, les diré que:
a) Sólo sé (respecto a ir a la huelga o no) que no sé nada.
b) Me gustaría que me ayudaran con argumentos a descubrir si lo justo es ir el miércoles al instituto, quedarme en casa o salir a la calle pancarta en mano.
c) He hecho afirmaciones en este post que puede que sean incorrectas. Les animo a refutarlas y a hacerme ver que me equivoco y que se puede pensar más rectamente.
d) Encaro este dilema con absoluta libertad, dispuesto a abrirme a cualquier curso de acción u opción que se revele como más razonable.
e) Tengo tiempo hasta el lunes por la noche. No pretendo beber entonces zumo de cicuta pero sí es el plazo que me he marcado para poder avisar a mis alumnos el martes. Por tanto, si desean interrogarme, llevarme a contradicciones, ejercer la mayeútica conmigo o simplemente darme un consejo, les agradezco lo hagan antes de ese día.
Y para terminar les dejo con un video simpático sobre el asunto: