"Antes mi íntimo amigo era Quin, pero ahora es Isidro, después Alberto, Quin o Santiago que ahora suele estar mucho con nosotros".
Me asombra y llena de orgullo comprobar hasta qué tiempos remotos se remonta la amistad que tengo con algunos de mis mejores amigos.
En realidad, me asombra y llena de orgullo poder decir que tengo mejores amigos, una expresión un tanto pueril y dogmática, pero que me reconforta.
Han llegado -luego- nuevos amigos y amigas.
Pero aquellos, mis mejores amigos, ahí están, aquí, refutando este blog en su título.
En realidad, me asombra y llena de orgullo poder decir que tengo mejores amigos, una expresión un tanto pueril y dogmática, pero que me reconforta.
Han llegado -luego- nuevos amigos y amigas.
Pero aquellos, mis mejores amigos, ahí están, aquí, refutando este blog en su título.
Estuve buscando sin éxito alguna foto del curso 89/90, en que escribí esta carta. Sólo encontré ésta del curso 86/87. Efectivamente, ahí estoy yo, sentado junto a mi íntimo amigo Quin, antes de que le restara algunas décimas a nuestra amistad y le sobrepasara en el ranking Isidro, con quien había pasado un verano de perrerías en un campamento de inglés en Agaete, muy cerca de donde el próximo 4 de octubre se casará, mientras yo estaré muy muy lejos, al otro lado del Atlántico, perdido en tierras tejanas.
Cuando uno crece se pregunta asombrado cómo se podían clasificar a los amigos en un orden variable de preferencias, como si de singles de los 40 principales se tratara. Era, supongo, la época en la que nos hacíamos preguntas como:
Cuando uno crece se pregunta asombrado cómo se podían clasificar a los amigos en un orden variable de preferencias, como si de singles de los 40 principales se tratara. Era, supongo, la época en la que nos hacíamos preguntas como:
"¿Tú a quién quieres más: a tu padre o a tu madre?"
"¿Quién es más fuerte: tu padre o el mío?"
"¿Quién es más fuerte: tu padre o el mío?"
La época en que casi todos los padres o eran karatekas o tenían en casa una ametralladora. La época del "rebota, rebota y en tu cara explota" o del "cruz y raya para toda la batalla"...
Bueno, ya saben a qué me refiero.
Intentaré recordar los nombres de mis compañeros de clase en la época en la que tenía 9 años:
En la fila de arriba, de pie, de izquierda a derecha:
Eduardo, Lalo (Ladislao), José Esteban, Esteban, Gustavo, Ana Dácil, la seño, Victoria, Concheta, Ana, XXX, Judith, Carmen Pilar y Mª José.
En la fila de abajo, sentados en el banco:
Dani, Rafa, yo, Quin, YYY, Alberto, Pachi, Carlos, Alberto Manuel, Tahiche, Gregorio y ZZZ.
¡Vaya! No consigo acordarme de los nombres de ZZZ y de YYY.
Respecto a XXX podría ser Inés pero no consigo ampliar la foto y no distingo bien su cara.
Excepto a Vicky, Concheta, Ana, Tahiche y, por supuesto, Alberto y Quin, a los demás les he perdido completamente la pista.
¡Cómo me gustaría volver a saber de ellos!
Hace ya un tiempo, durante la carrera, me propuse volver a reunir a los compañeros de clase de 8º de EGB de la Aneja. Me puse manos a la obra, con la ayuda de Alberto. Visitamos casas de familiares, preguntamos teléfonos, hicimos correr la voz. Al final conseguimos reunir a un grupito de veinte y fuimos a cenar a un restaurante chino.
Recuerdo que propuse pasarle el testigo de la organización a alguien para repetirlo en años sucesivos, pero la gente estaba demasiado eufórica con las cervezas y el licor de hierbas como para tomárselo en serio. Alguien dijo que no hacía falta organización, que ya nos iríamos encontrando y corriendo la voz para repetirlo el año siguiente...
Recuerdo que propuse pasarle el testigo de la organización a alguien para repetirlo en años sucesivos, pero la gente estaba demasiado eufórica con las cervezas y el licor de hierbas como para tomárselo en serio. Alguien dijo que no hacía falta organización, que ya nos iríamos encontrando y corriendo la voz para repetirlo el año siguiente...
Ignoraban lo que nos costó reunir aquella noche a gente tan diversa y que había tomado caminos tan diferentes.
No hemos vuelto a hacerlo.
No hemos vuelto a hacerlo.
"Ya sólo queda un curso y un día (mañana que es cuando acaban las clases) para despedirse de los amigos queridos del colegio con los que alegres y tristes ratos pasé y que seguramente no los veré ya nunca más a muchos de ellos, por eso voy a poner los nombres de los chicos de la clase para acordarme de ellos, aunque no sean ellos los únicos con que me lleve. Alberto, Isidro, Quin, Patricia, Lorena, Xerach, Silvia, Rebeca, Mónica, Esteban, Victor, José Esteban, Alberto M., Ginés, Ana, Yaiza Perez, Concheta, Inés, Carmen, Eva, Yaiza Peraza y yo".
A muchos de ellos no los veo desde aquella noche de reencuentros en el chino.