martes, 28 de abril de 2009

gAnSaDiTa LiTeRaRiA


Hoy Jorge ha vuelto a pedirme un folio en la hora del snack para poder dibujar, en vez de jugar y comer galletas.

Ha dibujado a Pegaso.



Desde hace unas semanas he empezado a hablarles de mitología.

Ya hemos conocido a Cancerbero, al Centauro Chiron, a Medusa, Perseo, Pegaso y la Quimera.

Todo empezó aquel día en el que fuimos a la biblioteca de la escuela a ver los nuevos libros que habían adquirido.

Había una mesa toda dedicada a literatura religiosa para niños.

Allí pude encontrar joyas pedagógicas tan alucinantes como esta del Brick Testament.

Los gansitos disfrutan con el material bíblico, pues conecta con sus experiencias previas: "aprendizaje significativo" lo llaman.

Sin embargo, había allí, en aquella mesa -cual polizón- una suerte de intruso, de rara avis: un libro de mitología grecolatina.

-Maestro, maestro, maestro, mire: ¡un hombre con patas de chivo!

-Maestro, maestro, maestro, venga, maestro: ¡una mujer encuerada!

Me pareció increíble: a pesar de Harry Potter, mis alumnos estaban pez en todo ese mundo maravilloso de los seres mitológicos y fantásticos.

Me propuse tratar de llenar esa laguna.



Me resultó gracioso volver a hablarles a mis alumnos de los mitos y de la antigua Grecia, como en los viejos tiempos.

¡Y qué placer quedarnos en el mito y no llegar al logos!

Para estos niños los mitos son como el resto de los cuentos e historias que leemos en clase:

Son verdad.

Estos mitos de los griegos son tan reales como el propio Chucky, Santa Clos o la Llorona.

Todavía no se han perfilado para ellos las fronteras entre la ficción y lo real.

Por eso, quizás, aman tanto las historias de los cuentos.

Por eso les gusta tanto leer, aunque apenas sepan.

Son pequeños Don Quijotes para los que no hay oposición alguna entre gigantes y molinos, pues ambos existen y con ambos conviven.



Ellos, por cierto, conocen mucho mejor que yo los libros que tenemos en clase.

No soy un maestro 10 y por tanto no me he puesto a clasificar -como debiera- los libros de nuestra pequeña biblioteca de aula.

El otro día Isaura dio con esta joya, algunas de cuyas páginas están censuradas a lápiz por algún maestro predecesor.

Es comprensible: su contenido altamente pornográfico y obsceno puede herir la sensibilidad de mis niños.

-¡¡¡Maestro!!! -volvió a reprender Isaura- ¡este libro tiene que sacarlo de aquí!

Esta niña tan feliz, tan graciosa y risueña tiene sin embargo alma de Torquemada.



Sin yo saberlo, los libros de nuestra biblioteca de clase habían tenido que pasar cierto filtro, similar al que tiene la conexión a internet de la escuela.

¿Sería por eso que no había ningún libro de mitología, mas que los que he ido trayendo yo a clase en los últimos días?

Cada día, en sigilosa clandestinidad, como quien traficara con literatura comunista, dedicamos un rato a hablar de seres insólitos y anécdotas picantes o tenebrosas.

Junto a ello, los mitos "de los habitantes de esa tierra lejanísima, más aún que las Islas Canarias, donde vive Mayco, de esa tierra llamada Grecia" nos aportan nuevo vocabulario, dilemas, ejemplos de amor, de heroismo, de lealtad y de flaqueza, por dejarlo aquí.

Si el año que viene el maestro o maestra vuelve a tachar senos y belleza en los libros, no me importa.

El bien ya está hecho:

Los gansitos habrán oído hablar ya de "los dioses" y ya no sólo de diosito.

Los gansitos habrán visto imágenes de centauros contra hombres, ambos a torso descubierto.

Los gansitos habrán visto un power point con imagénes de Medusa sin que nadie grite al ver sus senos al aire: "¡Está encuerada!"



Mientras tanto, la rutina -escolar- sigue.

El curso se divide en 6 periodos de 6 semanas cada uno y ya estamos en la segunda de las últimas 6 semanas.

Se siguen cayendo dientes de leche, mientras afuera comienza el calor.

El milagro del aprendizaje, con sus diferentes ritmos, se va repartiendo aquí y allá entre los gansitos, mientras las carreteras se llenan de blue bonnet, la flor típica de Texas.

Al final de las últimas seis semanas habrá que hacer un balance final, pese a que llevamos examinando a los alumnos todo el año, con precisión milimétrica.

En principio, el nivel de lectura con el que llegaban los alumnos a 1st Grade era el nivel "C".

En principio, al final del año deberían estar leyendo en un nivel "H".

En principio, cada semana cada alumno debería ser examinado para comprobar el nivel de lectura y actuar en consecuencia.

Son todos ellos -supongo- demasiados "en principio".



También hemos de medir el nivel de escritura, que va esta vez desde el 1 hasta el 6.

Mis alumnos, durante 15 minutos al día, son escritores de verdad.

Cada uno de ellos tiene su folder de escritor, en donde guarda las historias que tiene a medias.

Esos 15 minutos son sagrados o al menos el silencio que durante ese rato exijo.

Para poderse inspirar han de concitarse ciertas condiciones.

Y hablando de ello, la semana pasada, al hilo de Pegaso, me vi obligado a hablar de las nueve Musas.



Toda esta parafernalia alrededor del proceso creativo de los alumnos, toda esta ceremonia y método que la rodea, no es cosa mía, pese a que así me hubiera gustado a mí. Pero no; se trata de un sistema que desarrolla esta colección de libros, que -en principio- debemos seguir al pie de la letra. En ellos se explica cómo orientar al alumno, qué decirle para que explote todo su potencial creativo y cómo convertirlo en un amante de la escritura.

¡Cómo me hubiera gustado a mí haber sido educado bajo las directrices que dictan estos libros!



Los aprendices de escritores, así, van poco a poco comprendiendo el mundo que les rodea, a fuerza de tratar de expresarlo y nombrarlo.



Periódicamente sus historias se van publicando en una pared habilitada para ello.

Y así van conociendo también -al leerlas- los mundos que habitan los otros, sus compañeros y escritores.

En todos esos mundos, sobra decirlo, hay papás, mamás, juguetes, perros, aviones, arco iris, flores, maestros y todo tipo de animales.

Pero de un tiempo a esta parte han empezado a aparecer Pegasos y otras criaturas mitológicas...



10 comentarios:

Dácil Melgar dijo...

Qué pena...

Anónimo dijo...

Qué alegría...

Anónimo dijo...

Que maravilla ....

Castora

Montse dijo...

¡Alucinante! Cuando se entere Ricardo va a firmar la paz definitiva contigo, con esto lo vas a desarmar.

Enhorabuena, un abrazo, Montse.

aureliano Buendía dijo...

Me imagino ¡cómo disfrutas! viendo esas pequeñas neuronas enlazarse unas a otras, dejando una huella personal en tus gansitos...

Carse dijo...

http://elblogdecarse.blogspot.com/2009/04/abc-viernes-24-04-09.html

Yaiza dijo...

No te lamentes, a tí nunca te hizo falta ese sistema para crear y escribir. Lo has conseguido tú solito.

Preciosa crónica.
Un beso

Y.

Andriu dijo...

¿Qué te apena, Dácil?

Cizaña, tú con tal de llevar la contraria...

Castora, supongo que esa biblioteca de aula te resulta muuuy familir.

Montse, no te creas. A mis gansitos les he dicho que en el Olimpo en lugar de ambrosía se comen hamburguesas y BBQ ribs. Esto Ricardo sí que no me lo va a perdonar.

Vicen, sí, es fascinante cómo aprenden algunas cosas. Por ejemplo, qué bien me imitan. Y como en su cabeza se quedan registrados ciertos detalles marginales que quién sabe por qué les llamaron la atención. Aunque no es siempre así. Algunos -2 o 3-parecen impermeables al aprendizaje. Es muy frustrante.

Albatros: ¡¿another blog?! El artículo, no sé... creo que la periodista hace algunas afirmaciones gratuitas.

Gracias, Yaiza, o Y.

Abrazos y besos (aún a boca descubierta).

Ricardo dijo...

Andriu, acertadísimo tu cambio de rumbo para hablarles a los gansitos de la mitología griega. Les encantará, estoy seguro. Te perdono la posible heterodoxia que se desprenda de tu forma de hacerles llegar la mitología. Me ha sorprendido mucho y alegrado el contenido de este artículo. En cualquier caso, me encanta, me encanta. Y de firmar la paz, nada de nada, que hay que seguir dando caña, jajajajajajaja. ¿Qué hubiera sido de ti si no hubiera estado tan preocupado por tu IMC erigiéndome como la "voz de tu conciencia gastronómica".
Un abrazo.

Andriu dijo...

Gracias, Ricardo, por darle el visto bueno al post y por seguir dando caña en calidad de voz de mi conciencia gastronómica.

Un abrazo.