jueves, 1 de julio de 2010

MiS NiKe 4


Cuando llegué al instituto conseguí que mi madre me comprara por fin, con 15 años, estas Nike.

No he olvidado aún mis Air Max naranjas.

Nunca llegué a tener las Jordan ni las Air Flight, pese a que en el colegio por entonces el deporte que todos practicábamos era el baloncesto. Yo jugaba en el equipo del colegio Aneja y los sábados por la mañana nuestro entrenador (un monitor malpagado por el Ayuntamiento) nos llevaba a jugar contra otros colegios de La Laguna o alrededores. Aunque casi siempre perdíamos los partidos, nuestra pasión por el basket seguía intacta. Aunque nuestros ídolos eran Magic Johnson, Larry Bird o Kareem Abdul Jabbar (¡gancho de Kareem!), y aunque nuestro dios indiscutible era Michael Jordan, lo cierto es que no recuerdo que ninguno de nosotros tuviera unas Jordan. Y si casi siempre perdíamos los partidos de basket es muy probable que en nuestro subconsciente estuviera grabada a fuego la certeza de que nuestro fracaso se debía a que ninguno de nosotros poseía unas Nike en condiciones. Únicamente Pachi (cuya madre venía a buscarlo al colegio en un BMW) tenía unas Converse Revolution, una de esas zapatillas con las que nuestros héroes de la NBA fintaban, hacían tapones, asistencias, bandejas, triples y mates, hasta ganar los partidos. Pero Pachi no estaba en el equipo de baloncesto de la Aneja. Eran unas Revolution, pues, muy desaprovechadas. 

Luego estaban los chicos del Nuryana, del Luther King, de la Salle y demás colegios privados de la isla. Ellos sí ganaban los partidos. Ellos jugaban en una liga diferente (superior) a la nuestra. Ellos si llevaban Nikes o cualquiera de las otras marcas que veíamos en la tele, en los partidos de la NBA. Aunque en el fondo los admirábamos y envidiábamos, para nosotros ellos eran los pijos. Y sabíamos que si jugaban mejor que nosotros al baloncesto no era por su propio mérito, sino por las Nikes, con las que podían ganar partidos y, en definitiva, volar. 

Cuando mi madre accedió a comprarme mis primeras Nike yo ya no jugaba a basket. Hacía atletismo y kárate. Ya era demasiado tarde para comprarme unas Jordan o cualquier otras Nike de caña alta. Así que me decidí por las Air Max y por el color naranja. Seguramente quería que todo el mundo supiera que yo también tenía unas Nilke.

Cuando gasté y rompí mis Air Max mi madre me compró otras del mismo modelo y del mismo color. Aquella fue la época en la que más deporte he hecho en toda mi vida. Mi profesora de Educación Física por aquel entonces debía de profesar algún tipo de credo de corte experimentalista en su asignatura, e influido por ella dejé el atletismo y el kárate. De mi profesora se contaba que ponía a jugar al ping pong a sus alumnos sin utilizar la pelota, pues así se conseguía evitar la competitividad entre compañeros. A mí esto siempre me pareció una leyenda urbana o una anécdota sacada fuera de contexto. Pero lo cierto es que en sus clases aprendí a bailar merengue, a saltar a la comba... y a recelar del kárate y del atletismo.

En esa época dejé el atletismo, dejé el kárate... pero conocí el amor. Yo tenía 15 o 16 años. Mi profesora de Ética me preguntó un día en clase que qué me pasaba, que si estaba enamorado o qué,  pues andaba todo el día como perdido y totalmente despistado. Yo enrojecí de inmediato y no supe qué contestarle porque en realidad eso era exactamente lo que me estaba pasando. Mi madre siguió responsabilizando a la profesora de Eduacación Física de haber yo dejado el atletismo y el kártate. Pero la verdad era que quería dedicarle al amor las horas que antes le había dedicado a los entrenamientos.

Y así fue como la fiebre por las zapatillas Nike se me fue pasando. 





Ahora han vuelto las Air Max a ponerse de moda y están en todas las tiendas de deporte. 

Y ahora que lo pienso me parece increíble que nunca haya tenido (hasta hace unos meses) otras Nike que aquellas Air Max naranjas (aunque éstas las tuve dos veces).

Ignoro en qué momento oí por primera vez que Nike fabricaba sus productos en condiciones de explotación laboral e infantil. Tengo la impresión de que fue ya en la Universidad.

Desde entonces empecé yo también (como tanta gente en el mundo) a hacerle boicot a Nike. Entraba a las tiendas de deportes y recorría la sección de la marca en cuestión con anteojeras, como ya he dicho. Pero lo cierto es que las Air Max habían dejado de fabricarse y ello hacía mucho más llevadera mi renuncia autoimpuesta.

Sin embargo, desde hace uno o dos años Nike ha vuelto a apostar por lo "retro" y ha vuelto a popularizar las Air Max y las All Star (en 2003 Converse fue comprada por el gigante Nike) de mi adolescencia. Así que cada vez me resulta más difícil ser bueno en lo que a esta esfera de mi vida se refiere.



Éstas son las nuevas Air Max a las que le tengo echado el ojo.

El desenlace de esta serie de posts va a determinar que acabe comprándomelas o no.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que están guapas.

Tal vez podrías explicarle a tus alumnos los irrenunciables beneficios de sus cámaras de aire...

Andriu dijo...

Supongo que tu comentario está cargado de ironía y que tienes algún recuerdo de nosotros con 15 años hablando las mil maravillas de esas cámaras de aire. Desde luego, parece mentira que Nike no pague una comisión a la cantidad de acólitos y proselitistas que tiene entre la población adolescente de todo el mundo.

Un abrazo.

Gaby dijo...

Como??? No sabia que Converse es parte de Nike. O sea, no tengo Nike pero si unas All Star que me encantan...que pa'l caso da lo mismo. De todas formas, esta muy dificil eso de andar boicoteando marcas, a menos que seas vivas en algun publo perdido en los Andes. Se puede hacer conciencia y trabajar a partir de eso pero de ahi a abandonarlo todo...pues no se.

Y para muestra basta un boton: Hoy me compre unos lemte rechulos de Lacoste a muy buen precio pero tambien compra productos locales de Santorini que se venden a traves de una cooperativa. Se puede ser no tan malo ni tan bueno...perdon, el sol me confunde.

Besos

Gaby dijo...

Y PD2: Insisto, el sol atonta porque ya vi lo muy mal que escribi el comentario.

Anónimo dijo...

Me encantaría tenerla