jueves, 31 de julio de 2008

NeW YoRk 1


Supongo que no fue hasta estar cruzando el Atlántico que me di cuenta del embolado en el que me estaba metiendo.

Tantos preparativos en tan poco tiempo me habían impedido interiorizar la idea de que me iba a Estados Unidos por un año.

No obstante, lo inmediato era Nueva York; cinco días en la Gran Manzana; un viaje de placer desde la isla de Tenerife hasta la de Manhattan y alrededores.

Es decir, lo primero era disfrutar de unas vacaciones que había tenido la impresión de no haber disfrutado.


Las horas de avión se me hicieron amenas, comiendo, charlando con una viejecita polaca sentada a mi lado y terminando el libro que me había regalado mi hermano: "Historias de Nueva York".

Nada como un aperitivo literario, y no una guía turística al uso, como para despertar el apetito viajero de cualquiera.

El relato de Enric González es el de un amante genuino de Nueva York, que ha aprendido con los años a amar y a recelar de esta ciudad. Sus comentarios y anécdotas son sugestivos, interesantes, divertidos, emotivos y no exentos de cierta erudición.

Gracias, nene.



Llegamos a pasar miedo.

A la altura de Long Islands, apenas a un minuto de vuelo del New York JFK Airport, se levantó un viento que hizo tambalearse el avionazo en el que íbamos, como si de un Binter se tratara.

El piloto, a escasos metros del suelo, cuando estaba a punto de aterrizar, remontó el vuelo bruscamente, regresando al cielo plomizo y amenazante de la ciudad de Nueva York.

Tras una vuelta en redondo volvimos a intentar aterrizar, mas sin éxito. El piloto volvió a desistir y est vez no sólo ascendimos sino que nos dirigimos a Boston, ante la imposibilidad de aterrizar.

Yo intentaba tranquilizarme con bromas del tipo "Tú a Boston y yo a Nueva York", pero la anciana polaca ya había sacado su rosario y comenzado su plegaria.

En Boston llovía a cántaros, pese a lo cual pudimos aterrizar. Nos tuvieron dentro del avión una media hora, hasta que de nuevo despegamos rumbo Nueva York.

Por el ventanuco del avión se veía el cielo relampaguear e iluminarse violentamente, al tiempo que el avión daba tumbos a un lado y a otro.

Pensé que no era justo que ocurriera.

Miré a mi alrededor y me dije de nuevo que no hubiera sido justo.

En situaciones similares miro alrededor y si veo muchos niños y personas jóvenes me tranquilizo absurdamente un poco.

Supongo que es sólo una superstición sin fundamento alguno.

Finalmente, a trompicones, con viento, lluvia, vaivenes y suspiros del pasaje, el piloto logró tomar tierra en Nueva York.

Todos aplaudimos.


Aquí estaba yo, con mis primeros compañeros de viaje: Laura, Julio y José; en Nueva York.

Pero para saber más al respecto habrá que esperar a la próxima crónica:

Me reclaman.



miércoles, 30 de julio de 2008

HoT DoG


Al fin he podido consumar un sueño, saldar una cuenta pendiente con lo más sofisticado de la cultura norteamericana:

¡Devorar un perrito caliente en medio de la 5ª Avenida!

martes, 29 de julio de 2008

RuGiDo NoCtUrNo


"Nueva York sigue siendo una tormenta de almas, un caudaloso río humano. Para entender ciertas cosas no hacen falta idiomas, ni experiencia, ni memoria. Basta con abrir la ventana y escuchar el rugido de la bestia".

(Enric González: Historias de Nueva York)

sábado, 26 de julio de 2008

pRiMeRaS iMpReSiOnEs


Son casi las 2 de la mañana y no hemos parado, así que me limito a subir algunas fotos, algunas primeras impresiones de estos paseos gozosos por la isla-ciudad de Manhattan.


Son muchas las fotos, sensaciones y calorías atesoradas hasta el momento.
Poco a poco iré desprendiéndome de ellas, compartiéndolas con ustedes, en el blog.
¿Listos para un atracón neworkino?


Paciencia, lo primero es instalarme.
We are in touch


martes, 22 de julio de 2008

MaRcHa InMiNeNtE


Esta tarde-noche, en apenas unas horas, me voy.

Me voy por un año.

A Tyler, que suena tan raro como Brive, pero que está mucho más lejos.

Esta noche vuelo a Madrid y mañana a primera hora a New York.

Aquí empieza mi periplo.



Me hubiera gustado descansar, tener vacaciones.

Dormir, ver pelis de romanos, leer novelas.

Ir a la playa y allí dormir o leer novelas.

Me hubiera gustado no haber pasado estos días tan ocupado con esto, con lo otro y con lo de más allá.

Me hubiera gustado aburrirme.



Dedicaré las interminables horas del avión a prepararme mentalmente para todo lo que me espera y para terminar de asumir todo lo que dejo.

Allí, a 10.000 pies de altura, tendré tiempo de leerme el librito que me ha regalado mi hermano, la Guía de Estados Unidos, los 3 números de la revista que he comprado esta mañana en El Corte Inglés y hasta de empezar la novela regalo de Yaiza.

Dejo para otra ocasión, para más adelante, los cinco o seis post que tengo pendientes, pensados, en la recámara.

Toca mirar, ver, moverse, andar, cargar, conocer, hablar, equivocarse, etc...

Dice Sabina:

"Algunas veces vivo y otras veces
la vida se me va con lo que escribo".

Toca, queridos amigos: vivir.

No sé cuándo tendré tiempo y ocasión de volver a escribir.


viernes, 18 de julio de 2008

jueves, 17 de julio de 2008

viernes, 4 de julio de 2008

LeAnDrO PeRdOmO 3


"A los tres días me encontraba navegando en un viejo velero rumbo a América. Íbamos sesenta hombres y una mujer. La mujer era la esposa de uno al que no se le ocurrió nada mejor que llevarla con él".


"No quiero contarte las cosas que sucedieron durante los cuarenta días de navegación a causa de la mujer. Casi matan al marido y casi la matan a ella... Todos querían "abusarla". Y gracias que el marido, como buen isleño bastante desconfiado, tuvo la precaución de llevar un revólver. Viejo y antiguo era el revólver, todo destartalado que yo no sé si acaso funcionaba, pero gracias a él pudo el fulano mantener a raya a aquellos más exaltados que a toda costa querían trompicarla... a la mujer. Pero bueno, este es otro asunto".



"Como te decía, habíamos salido de una playa de Las Palmas sin pasaporte ni documentación alguna, clandestinamente. Otros ya lo habían hecho en pesqueros más viejo y más pequeños y todos habían llegado a Venezuela. Lo que pasamos en la travesía no es para narrarlo. Se nos acabaron los víveres y gracias a un barco japonés que nos tropezó en ruta y nos dio algo. Después tuvimos que racionar el agua. Más tarde se nos rompió el palo del velamen, que al fin pudimos arreglar; y por último, cuando el barco empezó a hacer agua por un costado y no descansábamos achicando, tuvimos la suerte de avisar tierra. Eran las costas venezolanas. Estábamos salvados".


"Al acercarnos a la Guaira nos salió al encuentro una falúa con policías. Casi de remolque entramos en el puerto. Allí nos rebuscaron, nos controlaron, nos inscribieron seguramente en la lista de extranjeros refugiados y, sin más requisitos, nos dejaron ir a cada uno donde quisiéramos. Al patrón y al negociante de la expedición (nos cobraron por cabeza tres mil pesetas) creo que los detuvieron, y el barco quedó fondeado en la bahía para que allí se pudriera, como había sucedido con otros llegados anteriormente. Yo, con dos más, uno de La Gomera y otro de Lanzarote, me puse enseguida camino de Caracas. Extendida bajo un sol caliginoso se respiraba en la ciudad el ímpetu de un pueblo joven, laborioso, lleno de energías y lleno de afán de lucha por el medro personal y... la expansión económica de la nación entera. Este afán y esta lucha la manifestaban, más que los nativos, los miles de emigrantes que de Europa llegaban a la República en busca del vellocino de oro, sobre todo portugueses, italianos y españoles".

(Leandro Perdomo: Nosotros, los emigrantes)



jueves, 3 de julio de 2008

LeAnDrO PeRdOmO 2


"En esas deambulancias a contrarrumbo y sin dirección única que acostumbro hacer de un extremo al otro del caparazón arrecifeño, inconscientemente, mis pasos a menudo buscan el mar, las orillas del mar, los aledaños ribereños frente a los arrecifes rocosos, que resaltan en la marea baja flotando entre las marismas y en los charcos de aguas blancas a veces, no tan blancas otras, que el verdinoso encenagamiento de los fondos alfombrados de algas y musgos suele dar la tónica cromática a los reflejos del sol bajo las olas. Es mi afición marinera. Es mi soterrada y redomada inclinación a las faenas náuticas, mi enclave anímico, mi entretien vital. ¿O no será mi hobby, acaso? Quién lo sabe... Al menos, esos paseos cara al océano sé que me sirven de evasión o, quizás sería mejor decir, de liberación del pensamiento cuando el pensamiento se retuerce encadenado".

(Leandro Perdomo: Arrecife. Antología de crónicas)

martes, 1 de julio de 2008

MeMe FeLiCiDaD


1. Empezar el día con un buen zumo de naranja: dejar que su acidez descienda por mi esófago y se propague desde ahí, revitalizándome, desenlegañándome, llenándome de energía y optimismo, sea o no de resaca la mañana en cuestión.

Esa es una de las pequeñas cosas o ritos diarios que contribuyen a que, al final de los días, de mí se diga:

Fue feliz.

El meme me lo envía Montse y éstos son sus principios:

- Escribir seis cosas sin importancia que nos hagan felices.
-Poner el enlace de la persona que nos ha elegido.
-Poner las reglas en el blog.
-Elegir seis personas para continuar el desafío.
-Avisar a esas personas y dejar un comentario en sus blogs.



2. Zambullirme en aguas cristalinas, desnudo: sentir el frío tonificando cada músculo y la sal por todas partes, entrando por los ojos al bucear e inundando toda la cavidad bucal al hacer gárgaras con ella, como si fuera a disolverme, a fundirme, a volverme océano.



3. Levantarme de una siesta y atracar una dulcería: volver a la realidad y a la lucidez mental muy lentamente, a medida que el chocolate -chute de azúcar- ejerce su función reparadora, resucitante.


4. Encontrar un modelo de lata de sardina inédito para mi colección.



5. Pensar, recordar o hablar acerca de los libros que he leído: sopesarlos, desgranarlos, sacarles su jugo y volverlos a disfrutar sin tener para ello que releerlos.



6. Disfrutar de los placeres del cuerpo y del alma.


Éstos son sólo seis.

Hay, afortunadamente, muchísimos más.

Paso el testigo, por si ellos quieren continuar con el meme en cuestión a quienes siguen:

Arón, Carlos, Dracón, Francisco Machuca, Hinaiseki y Southmac.

Lo de ponerle una foto a cada gota de felicidad no es, por supuesto, obligatorio.