lunes, 18 de abril de 2011

¿InTiMiDaD VioLAdA 2?


Hay que reconocer que la Caleta de Famara is different:

¡Montar un Carnaval a mediados de marzo, casi en Semana Santa!


Fue hace tan sólo dos fines de semana (es verdad: llevo una buena temporada ausente del blog), y lo pasé bastante bien.
 
Lo mejor fue dormir en casa y no tener que conducir borracho a horas intempestivas: bastaba con cruzar la calle para ponerle a la noche su punto final.



No me esperaba para nada ver a Pepe Benavente en el Carnaval de Famara.  

Yo le dije a Nico (mi primo):

-Chacho, ése se parece a Pepe Benavente.

-¿Te puedes creer que nunca he visto al Pepe Benavente ese?

(Mi primo es abogado, le gusta la literatura fantástica, el ajedrez y participa esporádicamente en misiones internacionales como observador electoral... No sé si todo ello explica el que no conozca a Pepe Benavente. Algo debe de explicar)

-Naycol, vamos a acercarnos al escenario porque me da que es él.

Y en efecto, allí estaba el Pepe más famoso de la TV Autónomica Canaria, haciendo retruécanos y meneando la cintura a ritmo de bolero en el escenario del Llano de Famara.

"Altamente surrealista" -pensé- "Como todo lo que ocurre en este pueblo"



Media hora antes mi primo Nico se había rociado la camiseta con Betadine (para darle más verosimilitud al disfraz de zombie) y yo me había puesto una gorra de flores y unas gafas plateadas (para que me entrara la gorra había tenido que quitarme, por cierto, la peluca rubia, tras treinta y dos días de exhibición ininterrumpida).

Ya estábamos, pues,  listos para darlo todo.


Por supuesto, como me temía, lo primero que me encontré fue a mis alumnos.

Nota aclaratoria nº1: A todo profesor/a le resulta incómodo tropezarse a sus alumnos/as mientras está de marcha. Se trata de una Ley Universal del Cosmos y las explicaciones son muy variadas (Montse: sospecho que tú eres una excepción ¿me equivoco?).

Nota aclaratoria nº2: Hube de aclararle a mis alumnos que lo de haberme quitado la peluca era algo meramente transitorio. Volvería a ponérmela en cuanto terminara el Carnaval.



El desfile no era el coso de Santa Cruz, vale, pero las carrozas, la batucada y la gente disfrazada animaron las calles de este pueblito surfero como si de Rio de Janeiro se tratara.

 

¡Y sí! ¡Es Lidel!

Cuando lo vi, jugando con los niños, me acerqué disimuladamente, sin pronunciar su nombre (el dueño estaba cerca), su verdadero nombre (el dueño lo llama de otra forma), y Lidel se abalanzó sobre mí, mientras me llenaba de lamidos y besos.

Menos mal que en esto apareció mi primo Nico, que aunque amante de los perros, iba disfrazado de zombie: Lidel huyó como de la pólvora, mientras ladraba, farruco pero en retirada. Conseguimos así que el dueño  (mi vecino) no se enterara "de lo nuestro".




¡Ni idea quiénes son éstos!

Uno en Carnavales se junta con lo peor de cada casa. Voy a imprimir la imagen y titularla: "Foto de familia: Family Monster".


Al final todo termina.

El Carnaval de Famara es un mes más tarde que en el resto del mundo. Al principio cuesta calzarse un disfraz con estos calores que preludian el verano. Es como comer peladillas en agosto. Pero al final uno se acostumbra, como a todo. El fin del Carnaval chicharrero produce melancolía y desconsuelo. (Y una monumental resaca). Menos mal que existe el de Famara, prolongación desesperada del primero, sucedáneo delirante y deliciosamente extravagante.

Los caleteros ya están, también, en Semana Santa. Su cuaresma es la más breve del mundo: sólo dura una semana.

Nota aclaratoria nº3: Este es uno de mis clásicos posts en los que hago una crónica fotográfica de alguna festividad, tradición o viaje. Como he querido cumplir con la legalidad vigente (con la Ley de Protección de Datos de Carácter Personal), según la cual no puedo sacar y publicar fotos o videos de personas que no hayan dado su consentimiento expresamente, me he visto obligado a sustituir las fotos originales por otras realizadas en los mismos lugares pero a diferente hora, cuando las calles estaban desiertas. Confío en que el cumplimiento de la ley y la adecuación a lo moralmente preferible no escatime o mengüe el interés de la crónica carnavalera.

5 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Jajaja, Andriu, irrefutable argumento el tuyo. Te tengo que aplaudir por este artículo, sí señor.

Un abrazo

Montse dijo...

¡Qué capacidad para mantener el interés del post de principio a fin, me encanta cómo lo hace!

Cuando estaba leyendo lo de que es una ley universal que a todo profesor o profesora le resulto incómodo... pensaba: pues a mí no. Y justo entonces leo un poco más y lo escribes tú, ¡eres alucinante, estás en todo! No este caso no me has hecho esbozar una sonrisa, me ha salido una carcajada. ¡Cuánto me conoces ya!

Por cierto, la primera vez que fui a Tenerife, allá por marzo del 92, hacía dos o tres semanas que habían acabado los carnavales. Mi amor lagunero me llevó de Playa de las Américas a Los Cristianos porque había baile de carnaval, me sorprendió muchísimo, como a ti lo del carnaval de La Caleta. Estas cosas pasan sólo en Canarias, ¡maravillosas estas isla!

Abrazos postcarnavaleros y preveraniegos. Montse

PD: He de reconocer que la legalidad en este caso ha quitado emoción al post porque las fotos hubieran sido un complemento magnífico.

Carse dijo...

Qué pena que no pude ir a esos Carnavales por problemas de última hora. Me gustaría haber topado con un ex profesor. Por cierto, el descampado ese donde se hacen todos los festejos es justo enfrente de la puerta de casa de mi abuela.

Un abrazo!

jane dijo...

Yo como peladillas todo el año, compro como 10 paquetes en navidad y me voy comiendo una diaria. Así que tampoco me extraña nada un carnaval en estas fechas ni un profe con peluca rubia (aunque le siente fatal)
¿Y a Lídel también lo sometes a lo de la Protección de datos? No lo vi en la foto.
De todas formas, no ha menguado en absoluto el interés del relato. Un abrazo y feliz carnaval.

Andriu dijo...

Respondo mañana.

Un abrazo.