"Hoy, siempre que puedo merodeo por los rincones costeros de esta isla mía natal, a veces con la caña a cuestas, a veces sin caña, pero con una gran ilusión de olas, y singladuras, y rumbos, y pleamares, y bajamares a cuestas. Yo, internado tierra adentro, necesito más que nada ver el mar, y ese es mi sino. ¡Ah ese sino de los hombres, de algunos hombres! ¡Oh Prometeo encadenado! y ¡oh imaginación, grandiosa imaginación salvadora de los hombres, de algunos hombres! Gracias a la imaginación muchas personas se salvan, unas de la locura, otras de la amargura, otras de la inutilidad total y de la chifladura. Hay quienes han llegado hasta imaginar a Dios, a imaginárselo quién es y cómo es. Es cuando la imaginación simple se convierte en imaginación creadora, que es lo mismo que salvadora."
(Arrecife. Antología de crónicas; by Leandro Perdomo)
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