Los iluminados del Señor recorrían la calle Bourbon día y noche, ataviados con esas sudaderas que aseguraban:
"God hates Mardi Gras"
"God hates Mardi Gras"
Predicaban pacíficamente el mensaje de amor de Jesús.
Pero la Bourbon, ya se sabe, está llena de apóstatas, de herejes, de blasfemos...
Contonean sus pecaminosos cuerpos en mueca grotesca, de desprecio y burla.
Ovejas descarriadas.
Contonean sus pecaminosos cuerpos en mueca grotesca, de desprecio y burla.
Ovejas descarriadas.
O bien contraatacan directamente, micrófono en mano, contrapredicando blasfemias.
Nuevos iconoclastas, modernos heréticos.
Nuevos iconoclastas, modernos heréticos.
¡Ardua y espinosa es la labor de quien regala en Mardi Gras la palabra de Dios!
La tensión en algún momento se hizo casi insoportable.
Aquel duelo dialéctico se me antojó casi tan dramático como un sermón apocalíptico en Speakers´ Corner.
Uno defendiendo la materia y el otro el espíritu.
Uno abogando por este mundo y su contrincante apelando al más allá.
Uno llamándolo vicio y el otro virtud.
Aquel duelo dialéctico se me antojó casi tan dramático como un sermón apocalíptico en Speakers´ Corner.
Uno defendiendo la materia y el otro el espíritu.
Uno abogando por este mundo y su contrincante apelando al más allá.
Uno llamándolo vicio y el otro virtud.
Desde las alturas la gente se rebelaba contra aquel sermón vociferado a golpe de escupitajo.
Les abucheaban, les insultaban, les hacían cortes de manga.
Les abucheaban, les insultaban, les hacían cortes de manga.
A este tipo se le acabaron los argumentos ateos y decidió, directamente, desabrocharse la bragueta y exhibir su trozo de materia, con el que hacer frente a tanta exuberancia espiritual.
Bourbon Street, calle de contrastes.
O no:
A fin de cuentas, de una y otra parte, el mismo histrionismo, el mismo cachondeo, idéntico sentido del espectáculo.
Si yo fuera creyente y llegara a recalar por accidente en la calle Bourbon, probablemente me avergonzaría más de los defensores que de los detractores de Dios.
O no:
A fin de cuentas, de una y otra parte, el mismo histrionismo, el mismo cachondeo, idéntico sentido del espectáculo.
Si yo fuera creyente y llegara a recalar por accidente en la calle Bourbon, probablemente me avergonzaría más de los defensores que de los detractores de Dios.
2 comentarios:
Qué es más osado y tentador: ¿divertirse y de paso "pecar" en pleno cinturón bíblico o hacerlo donde previamente aparece el cartel de todo permitido?
Probablemente en ambos, pero el primero tiene su punto de rebeldía, como cuando todos tus seguidores nos animamos con el ron desde por la mañana al enterarnos que allá la cosa estaba mal vista, más de un "qué ganas de beberme una cerveza aunque sean las nueve sólo por jeringar",leí.
(Andresito, no me critiques por seguir despierta a estas horas)
Saludos a tod@s
Váyase a acostar, mujer de dios, que mañana a las 9 en punto la quiero en planta... descorchando esa cervecita.
Un abrazo.
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