sábado, 18 de julio de 2009

hAbLa CaNaRiA 1


Pese a los plátanos y pese al título no se trata esta vez de una campaña electoral de Coalición Canaria.

No, quiero hablar de nuestra habla, la canaria, de esa modalidad del español que se habla en nuestras islas.



Ahora que conozco la respuesta me avergüenza un poco reconocer que hasta hace un par de meses no sabía por qué los canarios hablamos como hablamos.

Intuía que tenía algo que ver con nuestras relaciones migratorias con Sudamérica: allí también sesean, allí también recurren al ustedes para la segunda persona del plural, por no hablar de la cantidad de palabras que compartimos con ellos pero no con el resto de hablantes de la España peninsular.



Cuando uno viaja, cuando uno vive fuera, cuando uno entra en contacto con otras gentes y acentos, le da por hacerse este tipo de preguntas.

Por ejemplo: ¿por qué los gallegos también dicen millo?

En Tyler dos de las profesoras españolas -hermanas gemelas- con las que hice piña eran precisamente de Galicia. Juntos y en presencia de otros españoles de otros lugares de origen nos dimos cuenta de cómo gallegos y canarios compartíamos un cierto código léxico que el resto no entendía.

¿Por qué?

Me he tenido que leer este instructivo y fabuloso librito de Marcial Morera para hallar respuesta a este tipo de interrogantes:

"El habla. Todo sobre Canarias"

Y como el canario es por naturaleza dadivoso -dicen- no voy a dejarlos con la intriga y les resumiré muy sintéticamente el resultado de mis pesquisas.

El habla canaria es el resultado de la adaptación a la realidad insular del español meridional que se hablaba principalmente en Andalucía durante la conquista de las islas y de su enriquecimiento derivado de una serie de préstamos procedentes del francés, de las lenguas de origen bereber habladas por los guanches, del portugués y de las lenguas berberiscas del norte de África.

Sobre la base del español meridional que trajeron los primeros pobladores hispánicos (procedentes del reino de Sevilla principalmente) se forjó la variante del español hablado en Canarias, gracias a la aportación de las mencionadas lenguas.

Luego, más adelante, el español de Canarias se verá modificado también por el inglés y por sus relaciones constantes con ciertos países de Sudamérica y del Caribe.

Pero dejemos esto último para otro post y desgranemos aquí este potaje lingüístico:

El español de Canarias es deudor, principalmente, de la modalidad del español meridional ya mencionada, la de aquellos soldados, colonos, religiosos, etc., que llegaron a principios del siglo XV de Andalucía a las islas de Lanzarote y Fuerteventura (las primeras en ser arrebatadas de las manos de la población prehispánica por los españoles) y se instalaron en ellas, conviertiéndose en los primeros dueños europeos de dichos territorios.

"En realidad -dice Marcial Morera- la irrupción europea aleja al archipiélago canario de la órbita africana y lo convierte en continuación cultural, humana y lingüística de Andalucía, aunque con rasgos propios"

Este español del sur de la península tenía una serie de características fónicas, gramaticales y léxicas que lo diferenciaban de la modalidad septentrional del español y que fueron adoptadas por el español de Canarias.

Ejemplos de esto son: el seseo, la presencia de los sufijos -illo e -ito o la preponderancia en el uso del pretérito simple.

Al llegar a las islas esta modalidad del español meridional hubo de adaptarse a la nueva realidad física o geográfica, social, climatológica y cultural.

Ello significa no sólo que hubieran de crearse palabras nuevas para poder nombrar nuevas realidades, sino que también viejas palabras, voces preexistentes, se adaptaron al nuevo medio, mediante diferentes tipos de transformaciones semánticas.

Así, por ejemplo: la voz piña sufrió una extensión en su significado y al habitual "fruto del pino" vino a sumarse el de "mazorca de maíz".



Pero, como dije, también de los préstamos de otras lenguas diferentes del español se alimentó -aunque en menor medida- el español de Canarias.

La voz malpaís, con la que nos referimos a ese terreno volcánico tan característico de nuestras islas, procede de la expresión francesa mauvais pays.

Los soldados y agricultores franco-normandos que trajo Jean de Bethencourt a las islas orientales constituyeron un grupo humano que no tardó en castellanizarse, pero antes de hacerlo traspasó al español de las islas parte de su vocabulario más referencial.

Los apellidos canarios Umpiérrez, Perdomo, Melián, Betancor, Armas, Marichal o Berrriel, que tanto abundan en Lanzarote y Fuerteventura, proceden muy probablemente -dice Morera- de los Dompierre, Proudhomme, Meilland, Bethencourt, Armes, Maréchal y Verrier.



Otra de las lenguas que enriqueció el español de Canarias fue la de la población que habitaba las islas al tiempo de la llegada de los castellanos: la lengua que actualmente llamamos guanche y que procede de las poblaciones bereberes que llegaron a las islas en los albores de la era cristiana.

El bereber insular de los guanches apenas resistió dos siglos la presión política y cultural de los conquistadores castellanos, lo que no impidió que varios de sus elementos pasaran a formar parte del español de las islas.

Así, el baifo (cría de la cabra) o la jaira (cabra doméstica), en el ámbito de la ganadería. O la tabaiba (clase de arbusto), el mocán (especie arbórea) o el tajinaste, en el ámbito de la flora. El perinquén (especie de salamanquesa) o el guirre, si nos referimos a la fauna. Y en cuanto al ámbito de la vida doméstica, el gofio, cómo no.

Las islas están llenas de topónimos de origen prehispánico: Tacoronte, Arucas, Telde, Tuineje, Tindaya, Taburiente, Tazacorte, Tamaimo, Teguise, Tamargada, Chimiche, Yaiza, Chipude, Tiagua, Orotava... y un largo etcétera.

Tampoco faltan apellidos de origen guanche: Bencomo, Maninidra, Guanche, Chinea.



En tercer lugar, están los lusismos o portuguesismos.

Ya desde el mismo siglo XV y de ahí en adelante llegaron a las islas y se instalaron en ellas grupos de soldados, agricultores, ganaderos, artesanos, comerciantes, pescadores, etc., procedentes de Portugal, tanto de la península como de los archipiélagos de Madeira y Azores.

Y no fue poca la aportación lingüística que dejaron en el español de las islas.

¡Menudo chasco para mi canariedad el enterarme que el mojo picón procede de la voz portuguesa molho!

¡También el millo que sólo las gallegas y yo llamábamos del mismo modo en Tyler procede del portugués!

De origen portugués son también los apellidos canarios: Bacallado, Caravallo, Dorta, Sosa, Yanes, Lima, Melo, Stinga, Castro, Pires, Pereira, Viera, Fariña, Coello, Corujo, Suárez...



Por último, hay que tener en cuenta la influencia ejercida en el español de Canarias por parte de la población morisca capturada en las vecinas costas africanas durante los siglos XV y XVI, traidos en primera instancia en calidad de esclavos o sirvientes y quedando muchas veces sus destinos y vidas atados a las islas.

Dice el profesor Morera:

"Se trataba, muy probablemente, de gente bereber con un alto grado de arabización, que se vio sometida desde un principio a un severo proceso de cristianización y castellanización cuando se estableció en el archipiélago, como ponen de manifiesto las ordenanzas de la época, plagadas de alusiones a la asimilación de este importantísimo grupo humano a las condiciones de la nueva sociedad insular. Así, en un documento del XVI, el licenciado Juan Ruiz de la Casa "indica y manda que los moriscos vivan en pueblos para que aprendan la `doctrina´, que no hablen `algaravío´, ni la enseñen a sus hijos, y que no entierren a nadie en el campo como si fueran infieles". Precisamente, de este `algaravío´ tan denostado por la dominante población cristiana (y no de las lenguas canarias prehispánicas, como se ha pensado en algunas ocasiones) proceden, con toda probabilidad, voces tradicionales isleñas como`majalulo´, "camello joven que todavía no puede reproducirse" (del árabe `majlul´, "camello entre uno y cuatro años")".

De este crisol de lenguas expuestas al tiempo y a las vicisitudes -siempre complejas e impredecibles- de los hombres procede lo que acabará convirtiéndose luego en el habla canaria.

Su formación tal y como la conocemos hoy no acaba aquí...

Pero este post sí.





6 comentarios:

Santi dijo...

jajajajaj como se nota que estas jodido en casa!

Andriu dijo...

Sí, esta uña amputada me tiene de encierro productivo...

Carse dijo...

mMmMmMmM yo tengo el apellido original. Bethencourt...

No soy un derivado, ja.

Andriu dijo...

Oui, Monsieur ;)

MARONINI dijo...

Me encanta este post!!!!

AnDrÉs dijo...

Me alegro Maronini. Te tuve muy presente al escribirlo, como puedes imaginarte. Y gracias por la foto del malpaís, la cogí de tu Facebook.