"La única interpretación inteligible de lo que llamamos "dar sentido a la vida" es la administración orientada hacia esto o aquello de la escasez del tiempo de que disponemos"
He leído tus dos últimos "posts" -¿se llaman así?- que dedicas al último libro de Savater. Tengo que empezar disculpándome: no lo he leído. ¿Invalida eso la reflexión que me dispongo a presentarte?
Savater, me ha parecido entender, y tú también Andriu, considera tramposo, desleal, el doble criterio de verdad de quien cree contra toda evidencia. Pones el ejemplo del agua bautismal. Si es agua, y sólo agua, y lo puede comprobar cualquiera, incluso el creyente ¿dónde está esa virtud salvífica de la que habla el sacerdote? Si el devoto se refugia afirmando que se trata de una “virtud” invisible, espiritual, más allá de la comprensión racional, Savater junto con Andriu, y otros, se encogerán de hombros con una sonrisita como diciendo: ”pero, ¡vamos! Déjese de niñerías. Sea serio.”
Pero ¿dónde está la seriedad? El hombre ha de morir, y todas las cosas han de morir, todo dejará de ser: NADA PERMANECE. La reflexión sobre la muerte está en el origen de la filosofía. Abordar este interrogante de frente,- me refiero al significado de la muerte, unido como está al significado de la vida- y abordarlo con coraje y valor, sin cobardía, es la prueba suprema que exige la Filosofía para abrir sus puertas a quienes pretenden adentrarse en ella. De otro modo, la Filosofía se muestra cerrada, en mutismo, incomprensible y sin significado. Pero eso es sólo para quien es indigno de ella: no se ha atrevido a mirar a la Muerte cara a cara. Este cobarde ha de permanecer en las sombras, en la tenebrosa caverna de las ilusiones.No entenderá nunca la Filosofía.
Y ¿qué es la Muerte? ¿Lo sabemos? ¿ y qué es la vida? ¿Lo sabemos? Contestará el filisteo que la vida ya sabemos lo qué es: ”esto, porque estamos vivos, ¿no?” Sí pero vida también la tiene quien está dormido y quien está despierto, pero ambas vidas son distinguibles: En uno hay inconsciencia, en el otro hay lucidez –si está REALMENTE despierto- Los dos viven, pero ¿se reduce la vida a los procesos biológicos? Puede que sí. Puede que no. En la Muerte está la respuesta. En espera de ella, de la Muerte, ¿sólo cabe conjeturar? Quizá la Muerte nos revele su secreto ya, ahora, pero eso pertenece ya al terreno del misticismo para el que efectivamente las aguas pueden ser salvíficas y los panes cuerpos de la divinidad. -Pero pocos son los que comprenden.- Y reconocida la Muerte, quizá pierda la Vida su transitoriedad.
Y siendo así toda la argumentación de Savater se desmorona como se desmorona el sueño que soñaba quien acaba de despertar. Ma´a salam
quin... hace años leí en el Babelia una reseña firmada por Savater sobre un libro inspirado en la trilogía de Tolkien. Allí confesaba Savater su debilidad por la literatura fantástica en general y por "El señor de los anillos" en particular. Presumia allí de haberlo leído en España muchos años antes de que existiese traducción al castellano y de, armado de un buen diccionario, haber empezado su conocimiento de la lengua inglesa (todavía muy precario, creo recordar haber leído) gracias a las aventuras y desventuras de Gandalf y los suyos.
Así que: ¿plagio u homenaje?
Por cierto, hacía una interpretación filosófico-ideológica de la obra bastante interesante...
ahmed... me alegro de encontrarte de nuevo por aquí, comentando alguno de mis "posts" o "entradas". Una reflexión al hilo de éstos no se ve invalidada por que no hayas leído el libro de Savater, pero aún así aprovecho para recomendártelo, quizás no tanto pensando en que pudiera gustarte -quizás sí- sino en que -coincidiendo yo casi a pies juntillas con Savater en lo que allí se dice- puede ser un buen punto de partida para avanzar en nuestras mutuas discrepancias, lo cual puede no carecer de interés si como consecuencia de ello queda la incógnita que tú señalas algo más iluminada que antes... o algo más oscurecida, quién sabe. Reconocer la propia ignorancia ya es un avance, como bien dijo Sócrates.
Intentaré responderte, ahmed, a lo que dices, aunque planteas muchas cuestiones.
El doble criterio de verdad me sigue pareciendo un sofisma. Este agua es y no es bendita, salva y no salva, hiere a criaturas demoníacas o no lo hace... El creyente racionalista e ilustrado salva esta contradicción (entre la evidencia empírica, por una parte, y el dogma de fe, por otra) afirmando que la verdad religiosa tiene un carácter "simbólico", alegórico, metafórico, que es una "verdad otra"... y subterfugios lingüísticos similares. Lo que dice Savater (y yo humildemente me subo a su carro) es que cuando la mayor parte de los creyentes no albergan esta forma debilitada o sofisticada de creencia. No, cuando creen, realmente creen en la verdad -no metafórica, sino efectiva, explícita- de su creencia: que Dios creó el mundo, que provenimos de Adán y Eva, que el alma existe y es inmortal... y que el agua bendita tiene algún tipo de propiedad diferente y superior al agua embotellada Lanjarón que, como sabes, tanto me gusta.
Otra cosa distinta es que hoy los creyentes vivan una suerte de "religióna la carta", creyendo parte de la oferta episcopal (que el alma es inmortal) y rechazando otra parte de ella (que de los preservativos no hay que fiarse mucho). Pero lo importante es esto: lo que creen, lo creen en el sentido elemental y no sofisticado de la palabra. Nada, pues, de verdades alegóricas o simbólicas.
Creo que con esto queda aclarado la crítica al doble criterio de verdad.
Tu postura, no obstante, no es la de quien se escuda en este subterfugio de la doble verdad. No, tu postura es más osada y más -filosóficamente hablando- a pecho descubierto: afirmas o das entender que sólo hay un sentido de verdad que merezca tal nombre (como Savater, como yo) pero (y ahí coges vuelo y te alejas y escapas, ahmed, de nosotros) además proclamas que la verdad respecto a la incógnita que la muerte nos presenta es ACCESIBLE, asequible para el simple mortal ("¿mortal?" -te oigo protestar), aunque por otras vías, otros medios, otros métodos (que a Descartes pese a su "Discurso", se le habrían escapado...): los de la mística.
Y ahí es creo (si en todo esto no te he malinterpretado) donde discrepamos tú y yo. Bertrand Russell definía la filosofía como un saber a caballo entre la ciencia y la religión. Intermedio, en tierra de nadie, pero tendente a oscilar a uno u otro extremo según las circunstancias. No hay "Filosofía" (y en eso también discrepo contigo) sino "filosofías", modos y estilos de pensar. Mi idea de la filosofía se acerca más a la ciencia que a la religión. Sospecho que no ocurre lo mismo en tu caso.
Para mi la evidencia empírica es fundamental, pero también la intuición racional. Lo que ocurre es que ambas son intersubjetivas, susceptibles de ser compartidas: eso las hace fiables, válidas. Todo lo que no puede pasar esa prueba queda INACCESIBLE, inasequible, en la penumbra, como una incógnita. Lo que no equivale a negarlo o refutarlo (no pretende Savater nada semejante; tampoco yo).
La mística se salta todas estas cautelas y controles (filosóficos) de calidad. Como lo hace la religión. Es la lógica del dogma, de la fe... incluso a veces, la lógica de lo irracional.
En vez de dar una RESPUESTA que se autoproclama además la VERDAD, frente a los que dormimos, frente a la ilusión, frente a las sombras de la caverna, la filosofía anti-mística (se me ocurren mejores denominaciones, pero quizás te parezcan abusivas: ilustrada, crítica, rigurosa, etc.) se queda -si no fuera posible ir más allá- en la PREGUNTA.
Y no se queda ahí: desmonta las RESPUESTAS de la filosofía mística (o de la religión) delatándolas como una coartada, un pretexto, una racionalización. Es la estrategía de los llamados "filósofos de la sospecha": Nietzche, Marx, Freud, entre otros. El libro de Savater es heredero de esta tradición (y de la gandalfiana, según denuncia quin). Yo me declaro también claro simpatizante de la misma.
Buf, menudo rollete. Espero no haberme ido por las ramas...
[Disculpas de antemano por lo extenso de mi réplica]
Habiendo leído y reflexionado sobre lo que has escrito, Andriu, y animado también por Quin “a darte caña”, voy a intentar plantar batalla, aunque la derrota sea cierta.
Primero diré que no tengo especial antipatía contra Savater, incluso lo admiro. Me parece brillantísimo, de sólida cultura, excelente estilo, valiente defensor de la libertad, y terrible oponente de la sinrazón y la estupidez. Es un verdadero espíritu volteriano de nuestro tiempo. Pero es “volteriano” en el mejor y en el peor sentido del término-cuál es el sentido “peor” lo aclararé enseguida-. Disfruté mucho, incluso, con sus “Ética” y”Política para Amador”. Empecé también su “Las preguntas de la vida”, que nunca terminé. ¿Por qué? En mis lecturas no busco sólo que el estilo del autor me seduzca,- y Savater seduce mucho-. Lo más importante para proseguir leyendo –hablo ahora de un libro de filosofía- es que el libro aporte SOLIDEZ, no APARIENCIAS. Y LO QUE DICE SAVATER ES FILOSÓFICAMENTE INSUSTANCIAL. Las razones las expuse antes, aunque reconozco que tal vez no muy claramente. ¿Me permitirás aclararlas? Aquí está.
Dices que “No hay "Filosofía sino "filosofías", modos y estilos de pensar”, sospechando que en este punto habría discrepancia. Has acertado a medias con lo de la discrepancia. Pues claro que hay "filosofías", modos y estilos de pensar diversos y variados. Pero no creo que estés defendiendo con ello que “cualquier” modo o estilo sea “filosófico”.- “Bueno - dirás- no de cualquier modo o manera se puede filosofar, pero tampoco existe un modo único.” Tampoco yo lo defiendo. Sin embargo sí creo que exista una VERDAD.-“Pero ¡Cómo!,- dirás-, pero ¿de dónde has salido con semejante ridiculez?” –No sé si la llamarías “ridiculez”, posiblemente emplearías un adjetivo más adecuado, otro, no sé, pero la idea sería parecida.- ¿De dónde he sacado esa idea? Ya lo sabes: de la Escuela de Platón. - “¿Hay platónicos en el siglo XXI?” -Sí.
Tienes razón cuando señalas que el “doble criterio de verdad” es un sofisma. Pero es que su presentación por Savater, tal como lo has expuesto, nada tiene que ver con el caso. Pones el ejemplo del agua bautismal –es el ejemplo que das, recuerda que yo no he leído el libro- y dices que el que “ambas sean verdaderas, en distintos planos, en distintos ámbitos…” el que sea pura agua y el que sea sacramento al mismo tiempo, es un sofisma. ¿No ves que al precisar “en distintos planos, en distintos ámbitos” queda salvado el sofisma? La mesa es sólida –para citar también yo a Russell, porque es suya la comparación- es sólida para los sentidos ordinarios, pero no lo es para el físico, que sabe dar razón de la solidez aparente de la mesa. Dirás -“la teoría del físico, la teoría atómica, no contradice a los sentidos, incluso explica porque la mesa nos resulta sólida, mientras que la religión habla de realidades “paralelas” completamente ficticias” -¿Son ficticios los átomos?-Estoy partiendo del ejemplo de la mesa, sin querer empezar a discutir de filosofía de la física, y digo “átomos” como si quieres que diga “quarks” o lo que quieras- Me dirás –“¿A dónde quieres llegar?” ¿Adónde? A esto. Del mismo modo que existen distintos niveles de comprensión de la mesa, porque son distintas la comprensión que tiene el hombre corriente y la que tiene el físico, ¿por qué no admitir que pueda haber igualmente en otros ámbitos diferentes, niveles de comprensión diferenciados? Quiero decir, ¿que el sacerdote sea, a su vez, un “experto” en realidades invisibles al ojo profano? Te creo lo suficientemente inteligente para al menos reflexionar unos segundos sobre esa posibilidad.
No, la verdad religiosa no es ni "simbólica", ni “alegórica”, ni “metafórica” meramente, como si fuese un simple aditamento prescindible a la observación. La verdad religiosa afirma la REALIDAD “efectiva, explícita” de lo que sostiene –aunque muchas veces el creyente se vacile sobre el interpretación y significado de las palabras y de los ritos sagrados- Tú llamas al primero, al creyente en el simbolismo sólo, “racionalista e ilustrado”. Doy la razón a Savater, y a ti, cuando califica a esa actitud de “forma debilitada o sofisticada de creencia”. – Esta es la religión en “el sentido elemental y SOFISTICADO “de la palabra. “Sofisticada”, “sofisma”, a fin de cuentas.- Pero ese creyente ¿cómo va a ser “racionalista” si no ha caído en la cuenta de la falacia? La razón exige COHERENCIA, que sí tiene, al menos, el creyente REALMENTE religioso, me refiero a aquél que cree en la efectiva REALIDAD de lo que dice “su” religión,. Esta es la forma verdaderamente NO SOFISTICADA,- sin sofisma- y la coherente.
Sin embargo disiento de ti en lo que dices de "religión a la carta", porque ESA ES LA MEJOR Y AUTÉNTICA RELIGIÓN. –“¿Cómo sales ahora con esas?”-dirás-¿No hablabas ahora mismo de los sacerdotes como intérpretes del otro mundo, como de autoridades de lo invisible, y ahora defiendes la rebeldía frentes a sus dogmas?” Te lo explicaré y de paso queda también aclarado por qué prefiero hablar de “la” filosofía, en singular, aunque quedó ya sugerido antes suficientemente.
Te dije que creo en la existencia de la verdad. Los humanos podemos conocerla o no, podremos verla o no, pero la Verdad existe, y es independiente de mí- arriesgada afirmación, pensará un post-kantiano, -. ¿Afirmación gratuita?¿ Ilusión trascendental? ¿La VERDAD? El cínico dirá que no hay verdad, sino intereses en lucha, y que sobreviva el más fuerte. Y Savater, que no es de esos, dirá no hay “la” verdad y que mejor nos sería acordar un modo civilizado de convivencia, en una tolerancia inteligente y respetuosa con las verdades de cada cual. Pero para unos y otros, los cínicos y los “ilustrados”, que lo tengo por tal - por “ilustrado”- a Savater, para ninguno de ellos existe “la” verdad. –“¿Dónde se encuentra “esa” verdad que dices?” Contestaré aforísticamente: MUCHAS RELIGIONES, PERO UNA SOLA RELIGIÓN. MUCHAS FILOSOFÍAS, PERO UNA SOLA FILOSOFÍA.
Has interpretado bien mi pensamiento Andriu, cuando dices que sostengo “que la verdad respecto a la incógnita que la muerte nos presenta es ACCESIBLE, asequible para el simple mortal”. Sí, así lo pienso. Pero ese mortal deja de ser “simple mortal” una vez que ha accedido al conocimiento. ¿Recuerdas el ascenso platónico de caverna? ¿Parece una alegoría, un simbolismo? Es un alegoría y un simbolismo, pero no se queda ahí. Del mismo modo que interpretar como sólo símbolos las creencias religiosas es no haber comprendido su completo significado. El lenguaje adopta este ropaje “colorista” cuando intenta decir lo “indecible” QUE ESTÁ AHÍ –lo indecible- RODEÁNDONOS, OMNIPRESENTE. -¿Te suena a Heidegger quizá?- Y sí, el simple mortal puede conocerlo. Creo en “la” filosofía como ese conocimiento, y creo en “la” religión como la intuición, la convicción confusa pero CIERTA, de ese conocimiento –Mi autor favorito durante la carrera fue Hegel, a quien yo no lo considero un charlatán, pese a mi también estimado Schopenhauer.- Y sí, “mística” es el nombre que suelen ponerle. Uno de mis maestros “místicos” solía bromear diciendo: “¡Pero si los verdaderos místicos son las personas corrientes que toman como real lo que es ilusorio, este mundo sensorial!” –Mi querido gurú.-
La experiencia de lo REAL, pese a ser INEFABLE, puede obtenerse. Y es decisivo que el filósofo la adquiera, porque la filosofía, “un saber a caballo entre la ciencia y la religión”- según citas a Russell-, debe poseer la doble naturaleza de, por un lado, la estricta racionalidad, el lenguaje de los hombres - la lógica-, y por otro, la experiencia directa de lo REAL, lo que llamé antes en mi mensaje anterior “mirar a la Muerte cara a cara”, lo que el hombre verdaderamente religioso hace, pese a que atribuyamos a cobardía su religiosidad. -¡Qué gran error!- Si la filosofía no SINTETIZASE ambos campos armónicamente en sí, u oscilase como dices, hacia uno u otro extremo, olvidando el otro, fracasará como filosofía. Y esto es lo que sucede con Savater -y con Voltaire -.
¿“La evidencia empírica y la intuición racional”? ¿Quién las rechaza? No seré yo. Precisamente estoy invitando a eso mismo: a experimentar y a reflexionar sobre lo experimentado. No te invito a no negarlo o no refutarlo, porque eso no es nada, SINO A COMPROBARLO. Descubrirás entonces que todas las religiones - y todas “las” filosofías –lo que llamaba Aldous Huxley “ la filosofia perenne”- tienen el mismo mensaje “intersubjetivo”, comprobable, porque han experimentado lo mismo, hoy, ayer, y mañana, y que las diferencias, aunque parezcan abismales, son secundarias. Los dogmas no pertencen a la verdadera religión, ningún hombre verdaderamente religioso es dogmático – influencia de otro de mis autores favoritos Khalil Jibran- Quizá te cueste creerlo, cuando tantos crímenes ha habido y habrá en nombre de la religión.
Por eso, “religión a la carta” ¡SÍ! . Por eso a Savater, Voltaire, Nietzsche, Marx y Freud: ¡ NO!
¿Hablas de "derrota", ahmed? Aquí el único victorioso es el cizaña, que firmó inicialmente como "quin" para despistar pero que desde el comienzo no hizo sino hacer gala de las malas artes que su nombre indica...
Intentaré responderte, ahmed, con cierto orden.
Creo que defiendes una postura muy parecida a la de Savater respecto a tu propia concepción de la verdad. Muy parecida, porque como bien dices Savater no es un cínico y sí (aunque él lo diga -cada vez menos- con la boca chica: como buen seductor, queda más "chic" presumir de nietzscheano) un ilustrado en toda regla; quizás más cerca, es cierto, de Voltaire que de Kant. (Me alegra comprobar que no sólo aprecias lo que haya en Savater de elogiable, sino que además hablas con conocimiento de causa).
Precisamente la concepción de la verdad de un ilustrado (como Savater) no es muy diferente de la de un platónico (como tú). Ambos hacen frente común frente al cinismo del pragmatista y al relativismo posmoderno. Para ambos, la verdad es una. Si acaso, el platónico se distingue por su optimismo algo ingenuo en el mejor de los casos o su peligroso fundamentalismo, en el peor (véase el totalitarismo de la Utopía platónica). Aunque estos 2 vicios también son imputables a gran parte del pensamiento ilustrado (los críticos de la modernidad se han entregado en cuerpo y alma a denunciarlos) creo que Savater se salva de caer en ellos. Su ironía y una actitud desengañada frente al optimismo cándido le hacen en este tema andar con pies de plomo, no hacer ascos a la prudencia, no arriesgar una tesis caprichosa, buscar criterios intersubjetivos... Y ello simplemente porque este y no otro es el "modus operandi" de la razón, que encuentra en Savater -como en cualquier otro ilustrado- uno de sus grandes apologetas hoy en día.
Y precisamente porque considera Savater, como tú, que verdad sólo hay una, es por lo que critica el planteamiento de quien acepta el doble criterio de verdad de la religión; que me parece que por una parte tú rechazas y por otra apruebas. Veamos cómo describe Savater a este tipo de creyente:
"Este creyente, persona ilustrada, no pretende en modo alguno que las verdades de la fe compitan con las de la ciencia... ¡por favor, no es partidario del "diseño inteligente" antidarwinista ni de otros oscurantismos propios del presidente Bush! Pero sostiene que la religión se ocupa de cuestiones de un orden distinto a las de la ciencia. Es decir, no sólo cree que la religión se dedica a otros temas de los que trata ña ciencia sino que también su verdad no responde al paradigma científico, el cual es en su terreno inapelablemente adecuado pero burdo o grosero cuando se aplica a creencias religiosas (...) El valor veritativo -prosigue Savater, caracterizando a este tipo de creyente "ilustrado"- de las doctrinas religiosas no es meramente fáctico, ni mucho menos experimental, sino más bien simbólico, alegórico quizá y siempre lleno de implicaciones morales. Rechazar las creencias religiosas como "falsas" es una actitud de un positivismo decimonónico, carente de sensibilidad hermenéutica y hasta de gusto estético... Reconozco -concluye Savater- que no me resulta fácil comprender este planteamiento... ¡y mira que lo oído veces!".
Sospecho que al leer esta cita has sentido aprobación y desaprobación al mismo tiempo. Apruebas la parodia de la crítica positivista a la religión, así como el planteamiento de que pueden distinguirse dos ámbitos de verdad. Desapruebas lo que de sofisticado y debilitado hay en esta propuesta "simbólica". Ambas sospechas se basan en lo que creo entender de tu comentario anterior. Y creo que se contradicen mutuamente.
En cualquier caso, la crítica a este planteamiento es que no se entiende en qué sentido puede decirse de las ideas o tesis de índole religiosa que son "verdades". Responder "en un sentido simbólico, alegórico, etc." no ayuda nada. Como a Savater "no me resulta fácil comprender este planteamiento". La descripción de la realidad física puede hacerse n distintos planos o niveles. A nivel microscópico la descripción es diferente de a nivel observacional y, en efecto, adjetivos como "sólido" no son los más adecuados. Pero ambas descripciones son verdaderas en un mismo sentido. Ninguna de las descripciones es simbólica o alegórica.
Creo que lo mismo ocurre cuando la gente habla de sus creencias religiosas. Cree que es verdad todo ese mundo de seres, acciones y designios para los que los sentidos de poca ayuda sirven. Y lo cree no en un sentido simbólico o alegórico sino en un sentido más básico y elemental de la palabra.
Savater se limita a decir que esa es la forma en que cree el creyente religioso... y lo demás son paparruchadas posmodernas.
Ese discurso posmoderno, no obstante, tiene una razón de ser: se construye para eludir la confrontación con la verdad científica. Es un pretexto para no verse expuesto a la crítica de la evidencia de lo intersubjetivo y por todos contrastable. La estratagema: inventarse un "coto privado" (el de lo alegórico, lo simbólico), inmune a la crítica.
Porque una vez que se desvanece dicho "coto" o ámbito de excepción, se hacen más difíciles de justificar ciertas creencias. Ejemplos de ellas hay cientos. Me limité a poner una: la del agua bendita y su poder salvífico. Estaba claro que el cura amigo de mi amiga creía en ese poder salvífico en un sentido literal, no metafórico. Si no: ¿por qué el secuestro de los niños?.
Pero cuando nos dejamos de simbolismos y de alegorías, cuando aceptamos que verdades sólo hay una (y lo demás son sólo "modos de hablar"), entonces sólo hay dos hipótesis para una sola incógnita: o el agua bendita salva o simplemente cura la sed, o este cura de aquí convierte el agua corriente en bendita o no lo hace... o hay algo más tras la muerte o no lo hay, o dios existe o no.
Las dos últimas preguntas me parecen cruciales, serias vitalmente, filosóficamente irrenunciables. Las otras, a mi entender, son otra paparruchada más...
No he sido exhaustivo en la respuesta, aunque sí extenso. Lo siento.
Alegoría. Dos alumnos hacen un examen. Los dos han desarrollado perfectamente bien los temas estudiados, y supongamos que ambos sacan buena nota. ¿No puede ocurrir que uno de ellos se haya limitado a repetir párrafos y conceptos que en realidad no entiende bien, pero que ha dado “el pego” a un examinador poco escrupuloso, que lo ha creído como igual al otro, el que realmente sabe? Pues bien, yo reprocho a Savater, y ti, esa misma confusión entre la religiosidad ficticia, “débil”, por un lado, y la verdadera, la basada en la EXPERIENCIA de lo REAL, de lo Sagrado, por otro. Toda la argumentación de Savater, reitero –aunque confieso que para asegurarlo tendría que tener el libro leído, que ya veo como necesidad inevitable- se basa en que él cree en la imposibilidad de una experiencia semejante. Y aquí está su prejuicio, y el tuyo. SAVATER ES POCO ESCRUPULOSO al examinar las religiones, porque parte de la afirmación gratuita de que la Muerte es infranqueable ahora, para los vivientes.
Cuando afirmo que la verdadera actitud religiosa carece de dogmas no estoy reduciéndola a un añadido simplemente “simbólico, alegórico quizá y siempre lleno de implicaciones morales”. Sin duda que esto lo tengo por una simple parodia de lo que significa ser religioso. Dices y con razón, que “no se entiende en qué sentido puede decirse de las ideas o tesis de índole religiosa que son "verdades" [porque] responder "en un sentido simbólico, alegórico, etc." no ayuda nada”. De nuevo echo mano del ejemplo de los alumnos examinados. Si una persona, o muchas, que se dicen religiosas, no han comprendido bien qué es la religiosidad ni qué fundamento tiene, ¿por qué basarse en ellas para entender el sentido del fenómeno religioso? Insisto en que creo que aquí está la debilidad del planteamiento de Savater.
Para que veas la diferencia entre la falsa religiosidad y la verdadera, la coherente y la incoherente, y que no hay subterfugios ni dobles lenguajes en la religiosidad auténtica, y partiendo del ejemplo que das de Darwin: sostengo que ES IMPOSIBLE que una persona religiosa acepte el planteamiento neodarwiniano -en la formulación hoy dominante-. Si una persona “religiosa” dice aceptarlo es que le faltan “luces”. Toda la argumentación de Savater parece basarse en esa caricatura del “hombre masa” religioso que nunca se ha parado a pensar por qué cree y en qué cree realmente. Savater está parodiando.-Y lo hace magníficamente.-
La cuestión es ¿podemos “conocer” a Dios? –“Dios” es el nombre habitual con que llamamos en nuestra cultura al “Ens Realissimum” de los filósofos, coincidirás-. Savater parte del supuesto de que no, y de ahí derivan sus largas y “amenas” reflexiones- que las supongo tales- . Pero Savater se equivoca. Y otros muchos con él. -“¡¡Cómo!! ¡Disparatado!”
Por supuesto que no estoy diciendo que podamos conocer al Absoluto en sí. Pero este “conocimiento”, al modo humano,pero auténtico, de lo Absoluto es posible, y este "conocimiento religioso" está en el origen de las religiones, en las que se entremezclan experiencias verdaderas, genuinas, lo básico –lo verdadero- con fantasías de lo más groseras –los dogmas absurdos-, lo secundario, lo folklórico. Es misión del filósofo, entre otras, también examinar estas afirmaciones religiosas por si se pudiera entresacar de ellas qué hay de objetivo y qué hay de ilusión subjetiva, diferenciando "conocimentos" de "creencias". Savater concluirá que no ha encontrado nada “positivo”, “objetivo” en sus “exámenes”, que no hay en ellas más que “invenciones de "cotos privados", pretensiones de inmunidad frente a la crítica”,en suma, que no hay conocimiento "objetivo" en ellas.
Y yo le reprocho otra vez: “Savater, Andriu, tendrán ustedes la amabilidad de “examinar” de nuevo, más pausadamente , sin prisas, con calma, lo que es REALMENTE la religión?”
No te identificas con el creyente "ilustrado" (esto es, sensible a los conocimientos científicos y ajeno a los oscurantismos "a lo Bush"), al que comparas con el alumno-papagayo que no entiende sino repite. Ya sabes: "Wer kopiert, nichts kapiert"...
Tampoco lo hace Savater, que dice "no entenderle bien", no entender su planteamiento de la doble verdad (pues ésta es una y no trino).
Hemos perdido demasiado tiempo (escaso) deteniéndonos en un personaje (este "creyente ilustrado", posmoderno) al que Savater dedica sólo algunas páginas, no muchas. Pero hemos alcanzado al respecto un punto de acuerdo; hemos avanzado.
No obstante, surge de inmediato el desacuerdo, una vez que te situas en la reivindicación de la verdad absoluta (esto es: no simbólica ni metafórica) de la religión. Y ello en 2 aspectos:
a)Cuando dicha verdad choca frontalmente con la verdad científica. ¿Realmente crees que la verdad religiosa a la que se accede vía intuición revelada puede contradecir las verdades científicas que, aunque siempre revisables (Popper dixit), gozan de los mejores "controles de calidad" disponibles: los del método científico?
b)Cuando ni siquiera hay tal confrontación entre ciencia y religión (pues la primera no niega a dios, simplemente calla al respecto), no entiendo en qué sentido puede seguir hablándose de "conocimiento" y no de mera "fe". Creo que si nos detenemos en esta cuestión y la analizamos con rigor hemos de establecer una serie de criterios o "controles de calidad" (qué pesado estoy con este símil) para discriminar entre conocimiento y (por ejemplo) "opinión", doxa. Ya sé que esto puede resultar muy ingenuo para plantearlo aquí, en una nota a pie de página a una entrada de un blog contra el tiempo: esa pregunta vertebra toda una disciplina filósofica, la epistemología, y aquí el camino a recorrer es muy largo, desde Platón hasta Feyerabend. Pero aún así, me parece que cuestiones como la evidencia sensible, la capacidad predictiva, la posibilidad de persuasión racional son imprescindibles para poder hablar de CONOCIMIENTO y no de mera CREENCIA.
Faltando esto (y en materia religiosa esto falta) no veo otro camino que el repliegue en la creencia personal de cada cual, en la fe, más o menos sentida o encendida, según los casos.
"Pausadamente , sin prisas, con calma", reitero -lo que también vale para mí-.
De todas formas, comento brevemente:
En a) La respuesta a la pregunta es Sí. Obvio, porque tú mismo lo has dicho, las "verdades científicas [son] siempre revisables".
En b) Platón al separar "episteme" -conocimiento- y "doxa"-creencia-, distinguió igualmente en la primera, como "tipos" de verdadero conocimiento, "Dianoia" -conocimiento discursivo- y "Noesis" -conocimiento intuitivo-, siendo este último un "conocimento" "de orden superior", como la simple sensación -pistis- es superior a la fantasía -eikasía-, en el ámbito de las creencias.
En la fe religiosa hay "conocimiento" -episteme-, no dianoético sino noético. "La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve." Hebreos 11, 1
En la conserjería un profesor de filosofía dejó unos papeles que comenzaban con una cita de Francis Bacon:
"La comprensión humana no es simple luz sino que recibe infusión de la voluntad y los afectos; de donde proceden ciencias que pueden llamarse "ciencias a discreción". Porque el hombre cree con más disposición lo que preferería que fuera cierto. En consecuencia rechaza cosas difíciles por impaciencia en la investigación; silencia cosas, porque reducen las esperanzas; lo más profundo de la naturaleza, por superstición; la luz de la experiencia, por arrogancia y orgullo; cosas no creídas comúnmente, por deferencia a la opinión del vulgo. Son pue innumerables los caminos, y a veces imperceptibles, en que los afectos colorean e infectan la comprensión".
jajjajajajaj y jajajajaj, me pego un comentario sobre la amanecida cumpleañera de Andrés y en la siguiente entrada me encuentro una plática escrita sobre Sabater y Tolkien...(no la he leido evidentemente sino por encima haciendo caso únicamente al único filósofo legitimado....un tal Cizaña)...chacho Andrés crea otro blog para la gente que consulta tu blog los domingos por la tarde
11 comentarios:
He leído tus dos últimos "posts" -¿se llaman así?- que dedicas al último libro de Savater. Tengo que empezar disculpándome: no lo he leído. ¿Invalida eso la reflexión que me dispongo a presentarte?
Savater, me ha parecido entender, y tú también Andriu, considera tramposo, desleal, el doble criterio de verdad de quien cree contra toda evidencia. Pones el ejemplo del agua bautismal. Si es agua, y sólo agua, y lo puede comprobar cualquiera, incluso el creyente ¿dónde está esa virtud salvífica de la que habla el sacerdote? Si el devoto se refugia afirmando que se trata de una “virtud” invisible, espiritual, más allá de la comprensión racional, Savater junto con Andriu, y otros, se encogerán de hombros con una sonrisita como diciendo: ”pero, ¡vamos! Déjese de niñerías. Sea serio.”
Pero ¿dónde está la seriedad? El hombre ha de morir, y todas las cosas han de morir, todo dejará de ser: NADA PERMANECE. La reflexión sobre la muerte está en el origen de la filosofía. Abordar este interrogante de frente,- me refiero al significado de la muerte, unido como está al significado de la vida- y abordarlo con coraje y valor, sin cobardía, es la prueba suprema que exige la Filosofía para abrir sus puertas a quienes pretenden adentrarse en ella. De otro modo, la Filosofía se muestra cerrada, en mutismo, incomprensible y sin significado. Pero eso es sólo para quien es indigno de ella: no se ha atrevido a mirar a la Muerte cara a cara. Este cobarde ha de permanecer en las sombras, en la tenebrosa caverna de las ilusiones.No entenderá nunca la Filosofía.
Y ¿qué es la Muerte? ¿Lo sabemos? ¿ y qué es la vida? ¿Lo sabemos? Contestará el filisteo que la vida ya sabemos lo qué es: ”esto, porque estamos vivos, ¿no?” Sí pero vida también la tiene quien está dormido y quien está despierto, pero ambas vidas son distinguibles: En uno hay inconsciencia, en el otro hay lucidez –si está REALMENTE despierto- Los dos viven, pero ¿se reduce la vida a los procesos biológicos? Puede que sí. Puede que no. En la Muerte está la respuesta. En espera de ella, de la Muerte, ¿sólo cabe conjeturar? Quizá la Muerte nos revele su secreto ya, ahora, pero eso pertenece ya al terreno del misticismo para el que efectivamente las aguas pueden ser salvíficas y los panes cuerpos de la divinidad. -Pero pocos son los que comprenden.- Y reconocida la Muerte, quizá pierda la Vida su transitoriedad.
Y siendo así toda la argumentación de Savater se desmorona como se desmorona el sueño que soñaba quien acaba de despertar.
Ma´a salam
"No nos toca a nosotros decidir que tiempo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado".
Gandalf
Ya esta el Savater plagiando...
Siempre me cayo gordo. Ahmed, dale caña al Andriu
quin... hace años leí en el Babelia una reseña firmada por Savater sobre un libro inspirado en la trilogía de Tolkien. Allí confesaba Savater su debilidad por la literatura fantástica en general y por "El señor de los anillos" en particular. Presumia allí de haberlo leído en España muchos años antes de que existiese traducción al castellano y de, armado de un buen diccionario, haber empezado su conocimiento de la lengua inglesa (todavía muy precario, creo recordar haber leído) gracias a las aventuras y desventuras de Gandalf y los suyos.
Así que: ¿plagio u homenaje?
Por cierto, hacía una interpretación filosófico-ideológica de la obra bastante interesante...
ahmed... me alegro de encontrarte de nuevo por aquí, comentando alguno de mis "posts" o "entradas". Una reflexión al hilo de éstos no se ve invalidada por que no hayas leído el libro de Savater, pero aún así aprovecho para recomendártelo, quizás no tanto pensando en que pudiera gustarte -quizás sí- sino en que -coincidiendo yo casi a pies juntillas con Savater en lo que allí se dice- puede ser un buen punto de partida para avanzar en nuestras mutuas discrepancias, lo cual puede no carecer de interés si como consecuencia de ello queda la incógnita que tú señalas algo más iluminada que antes... o algo más oscurecida, quién sabe. Reconocer la propia ignorancia ya es un avance, como bien dijo Sócrates.
Intentaré responderte, ahmed, a lo que dices, aunque planteas muchas cuestiones.
El doble criterio de verdad me sigue pareciendo un sofisma. Este agua es y no es bendita, salva y no salva, hiere a criaturas demoníacas o no lo hace... El creyente racionalista e ilustrado salva esta contradicción (entre la evidencia empírica, por una parte, y el dogma de fe, por otra) afirmando que la verdad religiosa tiene un carácter "simbólico", alegórico, metafórico, que es una "verdad otra"... y subterfugios lingüísticos similares. Lo que dice Savater (y yo humildemente me subo a su carro) es que cuando la mayor parte de los creyentes no albergan esta forma debilitada o sofisticada de creencia. No, cuando creen, realmente creen en la verdad -no metafórica, sino efectiva, explícita- de su creencia: que Dios creó el mundo, que provenimos de Adán y Eva, que el alma existe y es inmortal... y que el agua bendita tiene algún tipo de propiedad diferente y superior al agua embotellada Lanjarón que, como sabes, tanto me gusta.
Otra cosa distinta es que hoy los creyentes vivan una suerte de "religióna la carta", creyendo parte de la oferta episcopal (que el alma es inmortal) y rechazando otra parte de ella (que de los preservativos no hay que fiarse mucho). Pero lo importante es esto: lo que creen, lo creen en el sentido elemental y no sofisticado de la palabra. Nada, pues, de verdades alegóricas o simbólicas.
Creo que con esto queda aclarado la crítica al doble criterio de verdad.
Tu postura, no obstante, no es la de quien se escuda en este subterfugio de la doble verdad. No, tu postura es más osada y más -filosóficamente hablando- a pecho descubierto: afirmas o das entender que sólo hay un sentido de verdad que merezca tal nombre (como Savater, como yo) pero (y ahí coges vuelo y te alejas y escapas, ahmed, de nosotros) además proclamas que la verdad respecto a la incógnita que la muerte nos presenta es ACCESIBLE, asequible para el simple mortal ("¿mortal?" -te oigo protestar), aunque por otras vías, otros medios, otros métodos (que a Descartes pese a su "Discurso", se le habrían escapado...): los de la mística.
Y ahí es creo (si en todo esto no te he malinterpretado) donde discrepamos tú y yo. Bertrand Russell definía la filosofía como un saber a caballo entre la ciencia y la religión. Intermedio, en tierra de nadie, pero tendente a oscilar a uno u otro extremo según las circunstancias. No hay "Filosofía" (y en eso también discrepo contigo) sino "filosofías", modos y estilos de pensar. Mi idea de la filosofía se acerca más a la ciencia que a la religión. Sospecho que no ocurre lo mismo en tu caso.
Para mi la evidencia empírica es fundamental, pero también la intuición racional. Lo que ocurre es que ambas son intersubjetivas, susceptibles de ser compartidas: eso las hace fiables, válidas. Todo lo que no puede pasar esa prueba queda INACCESIBLE, inasequible, en la penumbra, como una incógnita. Lo que no equivale a negarlo o refutarlo (no pretende Savater nada semejante; tampoco yo).
La mística se salta todas estas cautelas y controles (filosóficos) de calidad. Como lo hace la religión. Es la lógica del dogma, de la fe... incluso a veces, la lógica de lo irracional.
En vez de dar una RESPUESTA que se autoproclama además la VERDAD, frente a los que dormimos, frente a la ilusión, frente a las sombras de la caverna, la filosofía anti-mística (se me ocurren mejores denominaciones, pero quizás te parezcan abusivas: ilustrada, crítica, rigurosa, etc.) se queda -si no fuera posible ir más allá- en la PREGUNTA.
Y no se queda ahí: desmonta las RESPUESTAS de la filosofía mística (o de la religión) delatándolas como una coartada, un pretexto, una racionalización. Es la estrategía de los llamados "filósofos de la sospecha": Nietzche, Marx, Freud, entre otros. El libro de Savater es heredero de esta tradición (y de la gandalfiana, según denuncia quin). Yo me declaro también claro simpatizante de la misma.
Buf, menudo rollete. Espero no haberme ido por las ramas...
EL que escribio antes no era quin, era yo
[Disculpas de antemano por lo extenso de mi réplica]
Habiendo leído y reflexionado sobre lo que has escrito, Andriu, y animado también por Quin “a darte caña”, voy a intentar plantar batalla, aunque la derrota sea cierta.
Primero diré que no tengo especial antipatía contra Savater, incluso lo admiro. Me parece brillantísimo, de sólida cultura, excelente estilo, valiente defensor de la libertad, y terrible oponente de la sinrazón y la estupidez. Es un verdadero espíritu volteriano de nuestro tiempo. Pero es “volteriano” en el mejor y en el peor sentido del término-cuál es el sentido “peor” lo aclararé enseguida-. Disfruté mucho, incluso, con sus “Ética” y”Política para Amador”. Empecé también su “Las preguntas de la vida”, que nunca terminé. ¿Por qué? En mis lecturas no busco sólo que el estilo del autor me seduzca,- y Savater seduce mucho-. Lo más importante para proseguir leyendo –hablo ahora de un libro de filosofía- es que el libro aporte SOLIDEZ, no APARIENCIAS. Y LO QUE DICE SAVATER ES FILOSÓFICAMENTE INSUSTANCIAL. Las razones las expuse antes, aunque reconozco que tal vez no muy claramente. ¿Me permitirás aclararlas? Aquí está.
Dices que “No hay "Filosofía sino "filosofías", modos y estilos de pensar”, sospechando que en este punto habría discrepancia. Has acertado a medias con lo de la discrepancia. Pues claro que hay "filosofías", modos y estilos de pensar diversos y variados. Pero no creo que estés defendiendo con ello que “cualquier” modo o estilo sea “filosófico”.- “Bueno - dirás- no de cualquier modo o manera se puede filosofar, pero tampoco existe un modo único.” Tampoco yo lo defiendo. Sin embargo sí creo que exista una VERDAD.-“Pero ¡Cómo!,- dirás-, pero ¿de dónde has salido con semejante ridiculez?” –No sé si la llamarías “ridiculez”, posiblemente emplearías un adjetivo más adecuado, otro, no sé, pero la idea sería parecida.- ¿De dónde he sacado esa idea? Ya lo sabes: de la Escuela de Platón. - “¿Hay platónicos en el siglo XXI?” -Sí.
Tienes razón cuando señalas que el “doble criterio de verdad” es un sofisma. Pero es que su presentación por Savater, tal como lo has expuesto, nada tiene que ver con el caso. Pones el ejemplo del agua bautismal –es el ejemplo que das, recuerda que yo no he leído el libro- y dices que el que “ambas sean verdaderas, en distintos planos, en distintos ámbitos…” el que sea pura agua y el que sea sacramento al mismo tiempo, es un sofisma. ¿No ves que al precisar “en distintos planos, en distintos ámbitos” queda salvado el sofisma? La mesa es sólida –para citar también yo a Russell, porque es suya la comparación- es sólida para los sentidos ordinarios, pero no lo es para el físico, que sabe dar razón de la solidez aparente de la mesa. Dirás -“la teoría del físico, la teoría atómica, no contradice a los sentidos, incluso explica porque la mesa nos resulta sólida, mientras que la religión habla de realidades “paralelas” completamente ficticias” -¿Son ficticios los átomos?-Estoy partiendo del ejemplo de la mesa, sin querer empezar a discutir de filosofía de la física, y digo “átomos” como si quieres que diga “quarks” o lo que quieras- Me dirás –“¿A dónde quieres llegar?” ¿Adónde? A esto. Del mismo modo que existen distintos niveles de comprensión de la mesa, porque son distintas la comprensión que tiene el hombre corriente y la que tiene el físico, ¿por qué no admitir que pueda haber igualmente en otros ámbitos diferentes, niveles de comprensión diferenciados? Quiero decir, ¿que el sacerdote sea, a su vez, un “experto” en realidades invisibles al ojo profano? Te creo lo suficientemente inteligente para al menos reflexionar unos segundos sobre esa posibilidad.
No, la verdad religiosa no es ni "simbólica", ni “alegórica”, ni “metafórica” meramente, como si fuese un simple aditamento prescindible a la observación. La verdad religiosa afirma la REALIDAD “efectiva, explícita” de lo que sostiene –aunque muchas veces el creyente se vacile sobre el interpretación y significado de las palabras y de los ritos sagrados- Tú llamas al primero, al creyente en el simbolismo sólo, “racionalista e ilustrado”. Doy la razón a Savater, y a ti, cuando califica a esa actitud de “forma debilitada o sofisticada de creencia”. – Esta es la religión en “el sentido elemental y SOFISTICADO “de la palabra. “Sofisticada”, “sofisma”, a fin de cuentas.- Pero ese creyente ¿cómo va a ser “racionalista” si no ha caído en la cuenta de la falacia? La razón exige COHERENCIA, que sí tiene, al menos, el creyente REALMENTE religioso, me refiero a aquél que cree en la efectiva REALIDAD de lo que dice “su” religión,. Esta es la forma verdaderamente NO SOFISTICADA,- sin sofisma- y la coherente.
Sin embargo disiento de ti en lo que dices de "religión a la carta", porque ESA ES LA MEJOR Y AUTÉNTICA RELIGIÓN. –“¿Cómo sales ahora con esas?”-dirás-¿No hablabas ahora mismo de los sacerdotes como intérpretes del otro mundo, como de autoridades de lo invisible, y ahora defiendes la rebeldía frentes a sus dogmas?” Te lo explicaré y de paso queda también aclarado por qué prefiero hablar de “la” filosofía, en singular, aunque quedó ya sugerido antes suficientemente.
Te dije que creo en la existencia de la verdad. Los humanos podemos conocerla o no, podremos verla o no, pero la Verdad existe, y es independiente de mí- arriesgada afirmación, pensará un post-kantiano, -. ¿Afirmación gratuita?¿ Ilusión trascendental? ¿La VERDAD? El cínico dirá que no hay verdad, sino intereses en lucha, y que sobreviva el más fuerte. Y Savater, que no es de esos, dirá no hay “la” verdad y que mejor nos sería acordar un modo civilizado de convivencia, en una tolerancia inteligente y respetuosa con las verdades de cada cual. Pero para unos y otros, los cínicos y los “ilustrados”, que lo tengo por tal - por “ilustrado”- a Savater, para ninguno de ellos existe “la” verdad. –“¿Dónde se encuentra “esa” verdad que dices?” Contestaré aforísticamente: MUCHAS RELIGIONES, PERO UNA SOLA RELIGIÓN. MUCHAS FILOSOFÍAS, PERO UNA SOLA FILOSOFÍA.
Has interpretado bien mi pensamiento Andriu, cuando dices que sostengo “que la verdad respecto a la incógnita que la muerte nos presenta es ACCESIBLE, asequible para el simple mortal”. Sí, así lo pienso. Pero ese mortal deja de ser “simple mortal” una vez que ha accedido al conocimiento. ¿Recuerdas el ascenso platónico de caverna? ¿Parece una alegoría, un simbolismo? Es un alegoría y un simbolismo, pero no se queda ahí. Del mismo modo que interpretar como sólo símbolos las creencias religiosas es no haber comprendido su completo significado. El lenguaje adopta este ropaje “colorista” cuando intenta decir lo “indecible” QUE ESTÁ AHÍ –lo indecible- RODEÁNDONOS, OMNIPRESENTE. -¿Te suena a Heidegger quizá?- Y sí, el simple mortal puede conocerlo. Creo en “la” filosofía como ese conocimiento, y creo en “la” religión como la intuición, la convicción confusa pero CIERTA, de ese conocimiento –Mi autor favorito durante la carrera fue Hegel, a quien yo no lo considero un charlatán, pese a mi también estimado Schopenhauer.- Y sí, “mística” es el nombre que suelen ponerle. Uno de mis maestros “místicos” solía bromear diciendo: “¡Pero si los verdaderos místicos son las personas corrientes que toman como real lo que es ilusorio, este mundo sensorial!” –Mi querido gurú.-
La experiencia de lo REAL, pese a ser INEFABLE, puede obtenerse. Y es decisivo que el filósofo la adquiera, porque la filosofía, “un saber a caballo entre la ciencia y la religión”- según citas a Russell-, debe poseer la doble naturaleza de, por un lado, la estricta racionalidad, el lenguaje de los hombres - la lógica-, y por otro, la experiencia directa de lo REAL, lo que llamé antes en mi mensaje anterior “mirar a la Muerte cara a cara”, lo que el hombre verdaderamente religioso hace, pese a que atribuyamos a cobardía su religiosidad. -¡Qué gran error!- Si la filosofía no SINTETIZASE ambos campos armónicamente en sí, u oscilase como dices, hacia uno u otro extremo, olvidando el otro, fracasará como filosofía. Y esto es lo que sucede con Savater -y con Voltaire -.
¿“La evidencia empírica y la intuición racional”? ¿Quién las rechaza? No seré yo. Precisamente estoy invitando a eso mismo: a experimentar y a reflexionar sobre lo experimentado. No te invito a no negarlo o no refutarlo, porque eso no es nada, SINO A COMPROBARLO. Descubrirás entonces que todas las religiones - y todas “las” filosofías –lo que llamaba Aldous Huxley “ la filosofia perenne”- tienen el mismo mensaje “intersubjetivo”, comprobable, porque han experimentado lo mismo, hoy, ayer, y mañana, y que las diferencias, aunque parezcan abismales, son secundarias. Los dogmas no pertencen a la verdadera religión, ningún hombre verdaderamente religioso es dogmático – influencia de otro de mis autores favoritos Khalil Jibran- Quizá te cueste creerlo, cuando tantos crímenes ha habido y habrá en nombre de la religión.
Por eso, “religión a la carta” ¡SÍ! . Por eso a Savater, Voltaire, Nietzsche, Marx y Freud: ¡ NO!
¿Hablas de "derrota", ahmed? Aquí el único victorioso es el cizaña, que firmó inicialmente como "quin" para despistar pero que desde el comienzo no hizo sino hacer gala de las malas artes que su nombre indica...
Intentaré responderte, ahmed, con cierto orden.
Creo que defiendes una postura muy parecida a la de Savater respecto a tu propia concepción de la verdad. Muy parecida, porque como bien dices Savater no es un cínico y sí (aunque él lo diga -cada vez menos- con la boca chica: como buen seductor, queda más "chic" presumir de nietzscheano) un ilustrado en toda regla; quizás más cerca, es cierto, de Voltaire que de Kant. (Me alegra comprobar que no sólo aprecias lo que haya en Savater de elogiable, sino que además hablas con conocimiento de causa).
Precisamente la concepción de la verdad de un ilustrado (como Savater) no es muy diferente de la de un platónico (como tú). Ambos hacen frente común frente al cinismo del pragmatista y al relativismo posmoderno. Para ambos, la verdad es una. Si acaso, el platónico se distingue por su optimismo algo ingenuo en el mejor de los casos o su peligroso fundamentalismo, en el peor (véase el totalitarismo de la Utopía platónica). Aunque estos 2 vicios también son imputables a gran parte del pensamiento ilustrado (los críticos de la modernidad se han entregado en cuerpo y alma a denunciarlos) creo que Savater se salva de caer en ellos. Su ironía y una actitud desengañada frente al optimismo cándido le hacen en este tema andar con pies de plomo, no hacer ascos a la prudencia, no arriesgar una tesis caprichosa, buscar criterios intersubjetivos... Y ello simplemente porque este y no otro es el "modus operandi" de la razón, que encuentra en Savater -como en cualquier otro ilustrado- uno de sus grandes apologetas hoy en día.
Y precisamente porque considera Savater, como tú, que verdad sólo hay una, es por lo que critica el planteamiento de quien acepta el doble criterio de verdad de la religión; que me parece que por una parte tú rechazas y por otra apruebas. Veamos cómo describe Savater a este tipo de creyente:
"Este creyente, persona ilustrada, no pretende en modo alguno que las verdades de la fe compitan con las de la ciencia... ¡por favor, no es partidario del "diseño inteligente" antidarwinista ni de otros oscurantismos propios del presidente Bush! Pero sostiene que la religión se ocupa de cuestiones de un orden distinto a las de la ciencia. Es decir, no sólo cree que la religión se dedica a otros temas de los que trata ña ciencia sino que también su verdad no responde al paradigma científico, el cual es en su terreno inapelablemente adecuado pero burdo o grosero cuando se aplica a creencias religiosas (...) El valor veritativo -prosigue Savater, caracterizando a este tipo de creyente "ilustrado"- de las doctrinas religiosas no es meramente fáctico, ni mucho menos experimental, sino más bien simbólico, alegórico quizá y siempre lleno de implicaciones morales. Rechazar las creencias religiosas como "falsas" es una actitud de un positivismo decimonónico, carente de sensibilidad hermenéutica y hasta de gusto estético... Reconozco -concluye Savater- que no me resulta fácil comprender este planteamiento... ¡y mira que lo oído veces!".
Sospecho que al leer esta cita has sentido aprobación y desaprobación al mismo tiempo. Apruebas la parodia de la crítica positivista a la religión, así como el planteamiento de que pueden distinguirse dos ámbitos de verdad. Desapruebas lo que de sofisticado y debilitado hay en esta propuesta "simbólica". Ambas sospechas se basan en lo que creo entender de tu comentario anterior. Y creo que se contradicen mutuamente.
En cualquier caso, la crítica a este planteamiento es que no se entiende en qué sentido puede decirse de las ideas o tesis de índole religiosa que son "verdades". Responder "en un sentido simbólico, alegórico, etc." no ayuda nada. Como a Savater "no me resulta fácil comprender este planteamiento". La descripción de la realidad física puede hacerse n distintos planos o niveles. A nivel microscópico la descripción es diferente de a nivel observacional y, en efecto, adjetivos como "sólido" no son los más adecuados. Pero ambas descripciones son verdaderas en un mismo sentido. Ninguna de las descripciones es simbólica o alegórica.
Creo que lo mismo ocurre cuando la gente habla de sus creencias religiosas. Cree que es verdad todo ese mundo de seres, acciones y designios para los que los sentidos de poca ayuda sirven. Y lo cree no en un sentido simbólico o alegórico sino en un sentido más básico y elemental de la palabra.
Savater se limita a decir que esa es la forma en que cree el creyente religioso... y lo demás son paparruchadas posmodernas.
Ese discurso posmoderno, no obstante, tiene una razón de ser: se construye para eludir la confrontación con la verdad científica. Es un pretexto para no verse expuesto a la crítica de la evidencia de lo intersubjetivo y por todos contrastable. La estratagema: inventarse un "coto privado" (el de lo alegórico, lo simbólico), inmune a la crítica.
Porque una vez que se desvanece dicho "coto" o ámbito de excepción, se hacen más difíciles de justificar ciertas creencias. Ejemplos de ellas hay cientos. Me limité a poner una: la del agua bendita y su poder salvífico. Estaba claro que el cura amigo de mi amiga creía en ese poder salvífico en un sentido literal, no metafórico. Si no: ¿por qué el secuestro de los niños?.
Pero cuando nos dejamos de simbolismos y de alegorías, cuando aceptamos que verdades sólo hay una (y lo demás son sólo "modos de hablar"), entonces sólo hay dos hipótesis para una sola incógnita: o el agua bendita salva o simplemente cura la sed, o este cura de aquí convierte el agua corriente en bendita o no lo hace... o hay algo más tras la muerte o no lo hay, o dios existe o no.
Las dos últimas preguntas me parecen cruciales, serias vitalmente, filosóficamente irrenunciables. Las otras, a mi entender, son otra paparruchada más...
No he sido exhaustivo en la respuesta, aunque sí extenso. Lo siento.
¿Me permitirás aclarar algunos puntos?
Alegoría. Dos alumnos hacen un examen. Los dos han desarrollado perfectamente bien los temas estudiados, y supongamos que ambos sacan buena nota. ¿No puede ocurrir que uno de ellos se haya limitado a repetir párrafos y conceptos que en realidad no entiende bien, pero que ha dado “el pego” a un examinador poco escrupuloso, que lo ha creído como igual al otro, el que realmente sabe? Pues bien, yo reprocho a Savater, y ti, esa misma confusión entre la religiosidad ficticia, “débil”, por un lado, y la verdadera, la basada en la EXPERIENCIA de lo REAL, de lo Sagrado, por otro. Toda la argumentación de Savater, reitero –aunque confieso que para asegurarlo tendría que tener el libro leído, que ya veo como necesidad inevitable- se basa en que él cree en la imposibilidad de una experiencia semejante. Y aquí está su prejuicio, y el tuyo. SAVATER ES POCO ESCRUPULOSO al examinar las religiones, porque parte de la afirmación gratuita de que la Muerte es infranqueable ahora, para los vivientes.
Cuando afirmo que la verdadera actitud religiosa carece de dogmas no estoy reduciéndola a un añadido simplemente “simbólico, alegórico quizá y siempre lleno de implicaciones morales”. Sin duda que esto lo tengo por una simple parodia de lo que significa ser religioso. Dices y con razón, que
“no se entiende en qué sentido puede decirse de las ideas o tesis de índole religiosa que son "verdades" [porque] responder "en un sentido simbólico, alegórico, etc." no ayuda nada”.
De nuevo echo mano del ejemplo de los alumnos examinados. Si una persona, o muchas, que se dicen religiosas, no han comprendido bien qué es la religiosidad ni qué fundamento tiene, ¿por qué basarse en ellas para entender el sentido del fenómeno religioso? Insisto en que creo que aquí está la debilidad del planteamiento de Savater.
Para que veas la diferencia entre la falsa religiosidad y la verdadera, la coherente y la incoherente, y que no hay subterfugios ni dobles lenguajes en la religiosidad auténtica, y partiendo del ejemplo que das de Darwin: sostengo que ES IMPOSIBLE que una persona religiosa acepte el planteamiento neodarwiniano -en la formulación hoy dominante-. Si una persona “religiosa” dice aceptarlo es que le faltan “luces”. Toda la argumentación de Savater parece basarse en esa caricatura del “hombre masa” religioso que nunca se ha parado a pensar por qué cree y en qué cree realmente. Savater está parodiando.-Y lo hace magníficamente.-
La cuestión es ¿podemos “conocer” a Dios? –“Dios” es el nombre habitual con que llamamos en nuestra cultura al “Ens Realissimum” de los filósofos, coincidirás-. Savater parte del supuesto de que no, y de ahí derivan sus largas y “amenas” reflexiones- que las supongo tales- . Pero Savater se equivoca. Y otros muchos con él. -“¡¡Cómo!! ¡Disparatado!”
Por supuesto que no estoy diciendo que podamos conocer al Absoluto en sí. Pero este “conocimiento”, al modo humano,pero auténtico, de lo Absoluto es posible, y este "conocimiento religioso" está en el origen de las religiones, en las que se entremezclan experiencias verdaderas, genuinas, lo básico –lo verdadero- con fantasías de lo más groseras –los dogmas absurdos-, lo secundario, lo folklórico. Es misión del filósofo, entre otras, también examinar estas afirmaciones religiosas por si se pudiera entresacar de ellas qué hay de objetivo y qué hay de ilusión subjetiva, diferenciando "conocimentos" de "creencias". Savater concluirá que no ha encontrado nada “positivo”, “objetivo” en sus “exámenes”, que no hay en ellas más que “invenciones de "cotos privados", pretensiones de inmunidad frente a la crítica”,en suma, que no hay conocimiento "objetivo" en ellas.
Y yo le reprocho otra vez: “Savater, Andriu, tendrán ustedes la amabilidad de “examinar” de nuevo, más pausadamente , sin prisas, con calma, lo que es REALMENTE la religión?”
Creo que hemos avanzado algo, ahmed.
No te identificas con el creyente "ilustrado" (esto es, sensible a los conocimientos científicos y ajeno a los oscurantismos "a lo Bush"), al que comparas con el alumno-papagayo que no entiende sino repite. Ya sabes: "Wer kopiert, nichts kapiert"...
Tampoco lo hace Savater, que dice "no entenderle bien", no entender su planteamiento de la doble verdad (pues ésta es una y no trino).
Hemos perdido demasiado tiempo (escaso) deteniéndonos en un personaje (este "creyente ilustrado", posmoderno) al que Savater dedica sólo algunas páginas, no muchas. Pero hemos alcanzado al respecto un punto de acuerdo; hemos avanzado.
No obstante, surge de inmediato el desacuerdo, una vez que te situas en la reivindicación de la verdad absoluta (esto es: no simbólica ni metafórica) de la religión. Y ello en 2 aspectos:
a)Cuando dicha verdad choca frontalmente con la verdad científica. ¿Realmente crees que la verdad religiosa a la que se accede vía intuición revelada puede contradecir las verdades científicas que, aunque siempre revisables (Popper dixit), gozan de los mejores "controles de calidad" disponibles: los del método científico?
b)Cuando ni siquiera hay tal confrontación entre ciencia y religión (pues la primera no niega a dios, simplemente calla al respecto), no entiendo en qué sentido puede seguir hablándose de "conocimiento" y no de mera "fe". Creo que si nos detenemos en esta cuestión y la analizamos con rigor hemos de establecer una serie de criterios o "controles de calidad" (qué pesado estoy con este símil) para discriminar entre conocimiento y (por ejemplo) "opinión", doxa. Ya sé que esto puede resultar muy ingenuo para plantearlo aquí, en una nota a pie de página a una entrada de un blog contra el tiempo: esa pregunta vertebra toda una disciplina filósofica, la epistemología, y aquí el camino a recorrer es muy largo, desde Platón hasta Feyerabend. Pero aún así, me parece que cuestiones como la evidencia sensible, la capacidad predictiva, la posibilidad de persuasión racional son imprescindibles para poder hablar de CONOCIMIENTO y no de mera CREENCIA.
Faltando esto (y en materia religiosa esto falta) no veo otro camino que el repliegue en la creencia personal de cada cual, en la fe, más o menos sentida o encendida, según los casos.
"Pausadamente , sin prisas, con calma", reitero -lo que también vale para mí-.
De todas formas, comento brevemente:
En a) La respuesta a la pregunta es Sí. Obvio, porque tú mismo lo has dicho, las "verdades científicas [son] siempre revisables".
En b) Platón al separar "episteme" -conocimiento- y "doxa"-creencia-, distinguió igualmente en la primera, como "tipos" de verdadero conocimiento, "Dianoia" -conocimiento discursivo- y "Noesis" -conocimiento intuitivo-, siendo este último un "conocimento" "de orden superior", como la simple sensación -pistis- es superior a la fantasía -eikasía-, en el ámbito de las creencias.
En la fe religiosa hay "conocimiento" -episteme-, no dianoético sino noético. "La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve." Hebreos 11, 1
En la conserjería un profesor de filosofía dejó unos papeles que comenzaban con una cita de Francis Bacon:
"La comprensión humana no es simple luz sino que recibe infusión de la voluntad y los afectos; de donde proceden ciencias que pueden llamarse "ciencias a discreción". Porque el hombre cree con más disposición lo que preferería que fuera cierto. En consecuencia rechaza cosas difíciles por impaciencia en la investigación; silencia cosas, porque reducen las esperanzas; lo más profundo de la naturaleza, por superstición; la luz de la experiencia, por arrogancia y orgullo; cosas no creídas comúnmente, por deferencia a la opinión del vulgo. Son pue innumerables los caminos, y a veces imperceptibles, en que los afectos colorean e infectan la comprensión".
¿Fue también Bacon un "filósofo de la sospecha"?
jajjajajajaj y jajajajaj, me pego un comentario sobre la amanecida cumpleañera de Andrés y en la siguiente entrada me encuentro una plática escrita sobre Sabater y Tolkien...(no la he leido evidentemente sino por encima haciendo caso únicamente al único filósofo legitimado....un tal Cizaña)...chacho Andrés crea otro blog para la gente que consulta tu blog los domingos por la tarde
Publicar un comentario