martes, 22 de junio de 2010

FaKe FaKe


Anoche, después del partido, al Autodidacta se le fueron las horas delante de la tele, haciendo zapping

El mando a distancia se quedó sin pilas a eso de las doce y media, así que el Autodidacta se quedó estancado en la tertulia política de Libertad Digital. El tertuliano 1 aseguraba que Zeta Pe estaba deprimido. El tertuliano 2 argüía que era un peligro que el país estuviera en manos de un enfermo mental. El tertuliano 3 recomendaba la lectura de un reportaje de Abc y se hacía en voz alta la misma pregunta que el psiquiatra que firmaba el artículo: "¿Está Zapatero en condiciones psiquiátricas para gobernar?". El tertuliano 4 tranquilizaba a las tertulianos 1, 2 y 3, aduciendo que el mayor problema de Zapatero no estaba en el interior de su mente (aunque admitía que sí que era algo preocupante), sino que la bestia negra a la que se enfrentaba el presidente y su ejecutivo tenía otro nombre y era éste: "intención de voto". El tertuliano 5 interrumpía al tertuliano 4 y no le dejaba cerrar el argumento: "Zeta Pe alberga todavía una infinita capacidad para sorprendernos -decía- y aunque parezca imposible todavía puede hacerlo muchísimo peor. Pero mucho me temo que al presidente no le afecta tanto como decís que el país se haya ido al garete con la crisis. Y lo que es peor: gracias al Aparato de Manipulación, al Sistema, al Big Brother, esa intención de voto dejará de caer en picado antes del 2012".

El Autodidacta sintió un escalofrío al oír hablar a un tertuliano de Libertad Digital (concretamente al tertuliano 5) del Big Brother, pero el mando a distancia seguía sin responder. Al final, el moderador de la tertulia desvió el tema hacia la victoria de la Selección, y en el análisis del partido los tertulianos pudieron disentir de verdad y escenificar una polémica genuina.

Por todo ello, esta mañana el Autodidacta decidió que el periódico que leería en la Biblioteca sería Público.

Al lado suyo había sentado un joven leyendo EL PAÍS, que le dijo:

-Hoy no viene usted tan cantarín.

El Autodidacta se acordó del waka waka e instintivamente miró hacía la mesa del segurita. El joven tenía un acento del sur y el Autodidacta lo ubicó en alguna de las Islas Canarias.

-No, hoy no -dijo señalando hacía la mesa del fondo- Me tienen advertido.

El Autodidacta abrió el periódico, como siempre, por la sección de Deportes. Quería  recrearse una vez más en los dos goles de Villa.

-También el fútbol tiene sus poetas -dijo a media voz.

Pero el joven que estaba sentado a su lado lo había oído, y se sonrió.

El Autodidacta pensó: "Ojalá no sea de Honduras".



Después de la sección deportiva el Autodidacta se enfrascó en la lectura de un artículo que le llamó poderosamente la atención, titulado: "El arte de mentir en Internet".

Para el Autodidacta, el descubrimiento de internet había sido un arma de doble filo en su Proyecto Ilustrado: 

Por una parte, la información y la miríada de datos había aumentado de un modo colosal, de un modo exponencial en relación al crecimiento de los fondos de la Biblioteca. 

Pero por otra parte, las fuentes eran casi siempre dudosas, poco fiables.

El reportaje del periódico Público profundizaba en los fake: montajes fotográficos, blogs mentirosos, personajes impostados, bulos y leyendas que circulaban por la red y que se difundían a velocidad de vértigo.

Algunas de estas mentiras perseguían el lucro, otras eran experimentos sociológicos, e incluso había quien había recurrido a ellas para hacer más atractivo un personaje imaginario, de ficción, como Mirta Bertotti o Silvio Lombardi.

Al Autodidacta no le gustaba el engaño, el error, la mentira, la impostura, la apariencia, la ficción... ni todo lo que de alguna u otra forma se opusiese al campo semántico de la Verdad.
Así que subrayó en amarillo una frase del artículo:

"¿Es ético jugar con la ficción sin avisar?"

Luego levantó la vista del periódico y al percatarse de que el joven de al lado no le estaba prestando atención subrayó algunos párrafos más:

"Es importante estar formado en la lectura del fake, adoptar un grado de distancia, entrar en el juego con cierto escepticismo, sospechar que puede ser una historia montada por otro. Es importante que se eduque en esa reflexión".
Luego, envalentonado, el Autodidacta se dispuso a tachar furiosamente los siguientes párrafos:
A pesar del abuso por la publicidad y de que los internautas van educándose en la sospecha como forma de manejarse por la Red, los fakes siguen colando. "La gente quiere consumir fábulas, tiene esa necesidad de dejarse llevar por una historia y tomársela en serio".

Pero es la reacción del navegante que se encuentra por casualidad con algo que no sabe si es verdad o mentira lo que más interesa a Domínguez. "El artista quiere hacer sentir algo a los demás. Cuando sabes que la obra es ficción sientes, pero está tamizado", dice. 

Y con un regusto a falsedad en el velo del paladar regresó a la portada del periódico y a las páginas de Economía y de Política Internacional.



Y entonces leyó, asombrado, la noticia, que comenzaba así:

Hay portadas, rumores y declaraciones que bien mezcladas y aderezadas pueden costar 25.600 millones de euros. Esa es la cuantía que se esfumó, entre el 3 de mayo y el 17 de junio, del valor en bolsa de las principales empresas españolas, las que están incluidas en el Ibex 35, el principal índice español. En ese mes y medio, el dinero buscó refugio fuera de España ante la oleada de rumores sobre la necesidad de la economía española de ser rescatada. La sucesión de desmentidos oficiales no sólo del Gobierno español, sino también desde Bruselas o el FMI no sirvieron para impedir la sangría, aunque sí la frenó.
El Autodidacta volvió a desenfundar su rotulador fluorescente:

"rumores"

"declaraciones bien mezcladas y aderezadas"

"desmentidos oficiales"

En suma, que desde Alemania se había elaborado contra España un fake. El Deutsche Bank y otros tantos especuladores habían apostado contra la bolsa española: habían tomado posiciones cortas, en las que se gana más cuanto más cae una acción. Pero para obtener beneficios en sus apuestas contra los valores españoles era necesario difundir el bulo de que la economía española estaba herida de muerte. El Autodidacta subrayaba, furibundo:

El origen exacto de los rumores es imposible de precisar, pero hay razones para pensar que buena parte de ellos procedían de Alemania. El ministro de Finanzas germano insinuaba una posible suspensión de pagos ordenada de varios países el 4 de mayo, justo el día en que se propagaba el primer rumor sobre el inminente rescate de España. La agencia Reuters reconocía esta misma semana que a ellos también les intentaron colar la especulación desde Berlín (bajo condición de anonimato) el 7 de junio, el mismo día que Alemania daba a conocer su ajuste del gasto público. Reuters no logró confirmar la información y optó por no publicarla, pero el rumor no tardó en saltar a otros periódicos. La sensación de que cierta mano negra movía los hilos desde Alemania se disparó el 11 de junio.


El Autodidacta siempre había desconfiado de los movimientos financieros de la economía, y a ello contribuía no poco su complejo de ignorancia. El estudio de la letra "E" de Economía le había llevado tres años y medio.

-La economía está basada en un fake -murmuró.

El joven levantó la cabeza y esbozó una sonrisa.

-Perdona -dijo el Autodidacta.

-Por mí no se preocupe -dijo el joven, señalando al segurita con la cabeza.

El Autodidacta volvió a la página 34 del periódico y releyó la frase que acababa de subrayar:

"¿Es ético jugar con la ficción sin avisar?"

Porque al fin y al cabo, la Bolsa no dejaba de tener algo de juego, y algo de ficción. Pero era un juego peligroso: el bulo de la caída inminente de las acciones españolas terminaba por hacer caer dichas acciones en picado en la realidad. Era un juego peligroso, sí, como algunos de los fakes de la página 34 del periódico.

-Y hablando de jugar -dijo el joven poniéndose de pie y echándose al hombro una mochila que llevaba consigo-. Nos vemos el viernes, supongo, en Casa Alfredo.

El Autodidacta tardó en entender a lo que se refería su compañero de mesa.

-Supongo que irá usted a animar a España -aclaró el joven, con una sonrisa-. Yo estaré animando a los míos.

Al Autodidacta pensó que también él debía marcharse. Se le había hecho tarde ya para hacer una compra y prepararse el almuerzo, así que se incorporó con la idea de revisar el menú del día en Casa Alfredo nada más salir de la Biblioteca.

-Vivimos en un mundo de incertezas -le dijo al joven chileno-. Nada es seguro en esta vida, y el engaño nos acecha por doquier. Pero sí, ahí estaré, animando a la Roja. 

El joven lo acompañó hasta la puerta de la Biblioteca.

-Sólo una cosa es cierta, joven -dijo entonces el Autodidacta-. A vosotros vamos a meteros otros dos.


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