"Cumplí 52 años un poco antes de que me tomaran esta fotografía. Hasta hace poco no había pensado mucho en la edad. En la de verdad, la mía, no en el paso sereno y literario del tiempo sino en su vértigo de fugacidad: los diez o doce últimos años se han ido como en un instante; en un plazo igual, si vivo, tendré sesenta y tantos. Seré lo que era un viejo en la época de la juventud de mis padres. Pero esa claridad no me provoca nostalgia. No quiero volver a los 20, a los 30, a los 40 años. Me gusta más la vida que tengo ahora. Lo que he aprendido, lo que tal vez es visible en la foto, es que en la vida hay ocasiones y motivos para la tristeza, pero también para la felicidad, y que entre la meditación ensimismada y la observación atenta de las cosas y de las personas puede haber un saludable equilibrio, igual que entre la soledad y la compañía, entre el dulce hábito de la vida en común y el fervor de la pasión. He aprendido también que toda sensación de permanencia y quietud es un espejismo, un simulacro que necesita nuestro cerebro para dar un orden inteligible al mundo. El fluir permanente y la inestabilidad están igual en las intuiciones de los presocráticos que en las leyes de la Física cuántica. Mi cara de ahora mismo ya no es la de esta foto. La estoy viendo alejarse en el pasado como un paisaje en el espejo retrovisor. Porque es un arte cuya materia es el instante que sucede ahora mismo la fotografía trata sobre todo del paso del tiempo. Por eso me hechiza y por eso me da un poco de miedo."
(Antonio Muñoz Molina)
3 comentarios:
Gracias, Montse, por el enlace a este texto.
De nada, Andriu, no las merece. A ver si te dejas ver más por facebook, hay muchos enlaces interesantes.
Un abrazo y a disfrutar de lo que queda de este lluvioso puente (y yo no he estado en Canarias, ehhh!!!)
Creo que por tu tierra hace fresquito... He estado muy liado estos dos días con lo del traslado. Este finde toca reposo en casa: a descansar y a exorcizar una gripe. Me pasaría por facebook pero esta conexión apenas me permite ver videos y me desconsuelo.
Un abazo.
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