
Aplazadas, demoradas, postergadas, llegan, al fin, mis vacaciones, mi tiempo de no hacer nada, y de hacerlo todo, mis días de objeción de conciencia, mi oasis, mi venganza contra el calendario.
Mi destino: Madrid.

En agosto todos van a Lanzarote, donde me paso todo el año.
Estaría loco si no aprovechara mis vacaciones para salir huyendo de allí...
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