martes, 7 de octubre de 2008

RéGiMeN DiSciPliNaRiO 2


En cabeza va el carrito blanco, cargado de niños y niñas de First Grade Bilingual de la clase de Mr. Fajardo.

Pero por supuesto, no es así como termina todos los días la carrera o paseo en carro de los gansitos.

Explicaré un poco más eso que con irónica exageración he llamado en el post anterior "régimen disciplinario" e intentaré contestar a algunas de las preguntas que el mismo ha suscitado.



A pesar de que me considero una persona optimista y poco cínica en relación a la naturaleza humana, a pesar de que no comparto la visión hobbesiana del ser humano (lo que no quita para que -ay, Ricardo- yo también me lleve a veces algunas decepciones), lo cierto es que tampoco creo que la cosa pueda funcionar a la manera de la abadía de Theleme, a saber: con el "Haz lo que quieras" como única norma.

Y menos aún con unos niños de Primaria.



Las normas, los límites, el comportamiento correcto, la responsabilidad, las consecuencias de tal o cual acción... todo ello constituye una parte fundamental de lo que los niños aprenden en la escuela, y ello en un grado inversamente proporcional al nivel o curso al que pertenecen.

Supongo que también ocurre lo mismo en los coles españoles de Primaria.

Aquí lo que ocurre en Orr, mi escuela, es extrapolable a todo el distrito escolar de Tyler y puede que a todo el estado de Texas.

Las 5 preguntas que figuran en el poster de más arriba constituyen el procedimiento standar para amonestar a un alumno cogido en falta.



Los carteles de las tres fotos anteriores están colgados en el gimnasio del cole, en el que practican deporte los alumnos Educación Física. Pero más allá de la forma, los colores y las posibles variaciones en la estética, todos ellos responden a una serie de normas implícitas y procederes comunes a todas las escuelas primarias de, cuanto menos, la zona.



Otros profes españoles en Dallas me han confirmado que allí también, por lo general, el trato hacia los niños es bastante despótico y riguroso, al menos en las formas.

Un clásico de la cultura escolar americana es la línea o la fila perfecta.

Los alumnos deben desfilar en sus desplazamientos por el cole en fila de uno y en sepulcral silencio, con las manitas atrás o con una atrás y la otra sellando la boca en gesto de silencio.

En la cafetería, durante la media hora del lunch apenas les dejan hablar.

En algunos distritos escolares de Texas, como el de Tyler, está permitido el castigo físico a los alumnos. Lo aplica la directora o director, en presencia de un testigo. En mi cole se decidió a principio de curso renovar la negativa a utilizar el castigo físico con los alumnos.



A principio de curso, la jefa de estudios me pidió que le entregara mi Clasroom Management Plan o Plan de Convivencia en el Aula.

En España, en teoría, cada profesor tiene su propio sistema de control o gestión de la convivencia en el aula, de un modo más o menos implícito. El hecho de tener que ponerlo por escrito y entregárselo a alguien (también he tenido que enviárselo a las madres y padres) exige pararse a pensar un poco en ello y hacer hincapié de un modo constante en todo lo relativo al comportamiento.

Esta semana se han cumplido ya las primeras seis semanas de clase y toca entregar los primeros boletines de notas.

Hoy me los han dado y me han explicado cómo rellenarlos.

Por cada asignatura hay dos casillas que rellenar: una para la nota y otra para la conducta.

Así que el tema de este post no es en absoluto marginal.

Como pueden ver, hoy Isreal terminó su día en el cochito amarillo.

El utilizar pinzas para ir señalando la evolución del comportamiento del alumno durante el día es algo muy extendido en la praxis docente de los maestros en Estados Unidos. Hay quien utiliza caritas: una cara feliz, otra preocupada y otra triste. Al inicio del día, todos los alumnos comienzan con sus trabitas en la cara feliz y si alguno empieza a tener un mal comportamiento, su trabita va cambiando de lugar, en dirección a la triste. Hay quien utiliza colores, como yo.

Del comportamiento del alumno durante el día se deduce un color o una carita determinados y de éstos una consecuencia.

Los alumnos que terminan el día en el cochito blanco obtienen un check mark en una lista de buen comportamiento que hay colgada en la pizarra y que rellenamos todos juntos diariamente. Cuando un alumno consigue 10 check marks tiene derecho a un "Vale por un regalo" que le permite, en una fecha señalada y recordada cada mañana al repasar el calendario, denominada "Día especial", vendarse los ojos e introducir la mano en la caja del tesoro (la caja en la que me vino la lámpara de casa forrada con papel dorado) y extraer de allí un regalo sorpresa.



Yessenia me regaló un día un corazón.



Y desde entonces los regalos que recibo de mis gansitos los voy colocando en una tarima junto al escritorio.

Sus regalitos, frente a los míos, son espontáneos y gratuitos.

Me recuerdan que los míos son el resultado de un procedimiento racional, largo y discontinuo. Diez días para mis gansitos son una eternidad de la que no tienen noción alguna.

Me recuerdan, pues, sus regalos, que mi modelo de premios y castigos en que se resume todo esto no es en absoluto infalible ni indiscutible, como ha apuntado mi buena amiga Yaiza.

Por ahora es el único o el mejor que tengo.

No he tenido tiempo de reflexionar mucho sobre este tema desde aquel fructifero e interminable (¡83 comentarios!) CIO dedicado en profundidad al problema en cuestión.

Allí yo era un defensor de los premios y castigos.

Y Chelucana quien me fustigaba con su erudición.

Pero fue ella también quien me dijo (a mí o a alguien otro) que lo mejor era probar y probar y seguir probando métodos y estrategias, hasta encontrar aquello que pareciera funcionar.

Y en eso estoy, sin tiempo para leer, investigar y discutir.

Pero probando.


Algunos alumnos han cambiado de grupo durante el curso, como Ricardo, por quien su tocayo y buen amigo mío -malgré tout- me pide información. Ya no está en la clase de Mr. Fajardo y su trabita allí en el cole se ha quedado huérfana de niño y obsoleta.

Me la he traído a casa para recordar que las pinzas de madera también sirven para otras cosas que no sea administrar premios y castigos.

7 comentarios:

Dácil Melgar dijo...

Pero que edad tienen tus gansitos? Les das clases de Spanish? Los regalos son monos. No recuerdo tantas florituras en mi High school.Besos Driux.

MARONINI dijo...

Son monos los regalitos, es verdad. ¿LLegará la clásica manzana? ¿o ya pasó de moda?

Andriu dijo...

Tienen 6 ños y los repetidores 7. Son mejicanos; ellos me enseñan a mí inglés en todo caso. Esto es una Elementary; en High School supongo que las "florituras" serían menos.

No sé de qué "clásica manzana" me hablas. Creo que me perdí alguna teleserie americana de pequeño.

MARONINI dijo...

Lo de la manzana es antológico querido Andriu, el típico regalo a la maestra o maestro, se la dejaba el alumno en la mesa al entrar en clase, y si era de las rojas mejor.

Y no creo haberlo visto en teleseries americanas, la verdad es que no sé dónde, pero son de estas cosas que sabes.

Andriu dijo...

Claro, si era una manzana ponle el cuño: no era Estados Unidos.

Anónimo dijo...

Se agradece, aunque duele leerlos, la explicación de los métodos de disciplina texanos. No creo que haya que acudir a los extremos, Andriu. Entre el dejar hacer y el régimen militar que aplican en tu pueblo, hay muchas opciones más.

Lo que nos cuentas no es más que la aplicación pura y dura de la tradicional "economía de fichas", el "tiempo fuera" (aquí "silla de pensar", "rincón de pensar,... ¡como si pensar fuera un castigo!) que adivino al leer las consecuencias de la "mala conducta". Mmmm! Y tiempo fuera hasta el final de la clase. Y, en ese caso ¿no se sanciona al teacher por desatender la educación del niño excluído?... Ufff! Ya me estoy liando... ¿No es un eufemismo hablar de consecuencias, cuando en realidad son sanciones que aumentan de grado...?

¿Por qué es más necesario disciplinar a los niños de 6 años que a los de 10, que a los adolescentes o a los adultos...? Yo no he visto a ningún estudiante universitario sentado en la silla de pensar porque entre o salga del aula, hable con sus compañeros, haga ruido al comienzo de la clase o no forme una fila correctamente. Y mira que los hay... Je,je.

Aquí el castigo físico (me duele hasta escribirlo) es ilegal, tanto en las escuelas como en el hogar. Aunque hay personajes populares, mediáticos diría, que lo aprueban, como el Juez Calatayud.

Tus gansitos son como la mayoría de los de su edad, y como demuestran con sus regalos, generosos, amables, agradecidos y nada rencorosos. ¿A qué edad nos educan para perder esas cualidades? Me pregunto si el origen de los problemas de violencia de la sociedad americana no estará en esos sistemas disciplinarios.
Afortunadamente, de allí parten también otros modelos educativos más positivos.

¡Vaya! ¡Que ya me he liado otra vez, con el temita! Lamento no poder ser de mucha ayuda, Andriu. Pero es que en este momento estoy leyendo "Einstein nunca memorizó, aprendió jugando" (de autoras americanas, por cierto) y tengo sobre mi mesa dos joyas de Rebeca Wild que tenía ganas de hincar el diente "Educar para ser" y "Calidad de vida". ¡Que estoy con la vena alternativa, vamos!

Seguro que sabrás sacar lo mejor de tus gansitos y ofrecerles también lo mejor de ti mismo.

Besos

PD: Te dejo otro artículo de Martín Garzo. Es el que más me gusta, sin duda, sobre la educación de los niños.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/educacion/ninos/elpepiopi/20080615elpepiopi_4/Tes

crisha dijo...

Buenísimos los libros de Rebeca Wild. En Madrid están proliferando escuelitas libres, creadas por educadores y/o padres que siguen las líneas de los Wild y su maravilloso colegio, el pesta (Pestalozzi).