jueves, 10 de septiembre de 2009

LeNtA gEsTaCiÓn



Dice Henning Mankell que un 75% del tiempo lo dedica a documentarse y a pensar y que el 25% del tiempo restante es el que dedica a sentarse y a escribir la novela.

Quizás pueda uno también representárselo como un embarazo y un parto.

La mayor parte del tiempo es una lenta gestación, de miembros diminutos o de ideas, imprecisas aún, y emborronadas.

Las cosas en el orden natural requieren de su tiempo y ritmo, que moldea órganos y define vísceras, que trenza argumentos y consolida personajes.

El escritor se impacienta mientras ve crecer su portafolio con apuntes, notas y bosquejos, pues quiere ver ya un pie minúsculo, una manecita, el brillo diáfano y sangrante del bebé bañado en llanto.

Los padres se desesperan mientras crece el vivo vientre y oyen pataditas del otro lado de la piel. Y es que se mueren de ganas de ver al fin impresa -o siquiera escrita- la primera página o el primer capítulo.

Durante nueve meses de investigación, de titubeos, de felices iluminaciones, durante nueve largos meses hacen guardia los padres, al pie del escritorio. Durante un periodo semejante, a veces más largo, otras veces menos, el escritor, o la escritora, escudriña al bebé mediante ecografías y caricias.

Luego todo se precipita y se acelera el tiempo:

El escritor asiste al parto, da a luz.

La madre escribe la primera línea, y entonces no cesa, hasta concluir su novela.


7 comentarios:

Montse dijo...

Y cómo va tu embarazo? Estamos todos/as deseosos/as de que llegue el feliz parto.

Otro abrazo, Montse

Gaby dijo...

Nomás no te vaya a dar por encerrarte como Proust durante 9 años ;)

AnDrÉs dijo...

Montse, muy lentamente, apenas un 7%, pero lo importante es la posada, no el destino (o algo así, Cervantes dixit).

Gaby, mis ahorros no pueden estirarse tanto. Proust era aristócrata, jugaba con ventaja.

Un abrazo.

X dijo...

Tuve un profesor que era escritor. Concentraba toda la docencia en un semestre para pode escribir el otro. Afirmaba que le sería imposible escribir y dar clase. Éste es de esos que cuando se encierra a escribir desaparecen los horarios. No sabe si es día o noche, si ha comido, desayunado o cenado, si lleva 10 horas o 200 sin dormir, o cúantas veces ha funcionado la cafetera las últimas horas.
Duro parto, vive Dios.
SalU2

Andriu dijo...

Sé de lo que hablas. Sin embargo, por ahora me he puesto un horario: sólo las mañanas. Aunque todo es tan provisional...

Un abrazo.

Anónimo dijo...

no jodas!!!
me lo pido
Rbc

Anónimo dijo...

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