martes, 29 de septiembre de 2009

pLaNeTa aMeRiCaNo 4


El miércoles pasado un alumno de un instituto de Tyler asesinó a su profesor de música.

Llegó a este blog la primicia gracias a "X", que retransmite anónimamente desde el lugar de los hechos.

Gaby me mandó un enlace con la noticia, para recordarme que no siempre es aburrido y monótono el día a día en Tyler.

La vida transcurre a nuestras espaldas -como escribí hace poco- casi a traición, en esos lugares en los que ya no estamos, de los que nos hemos ido, sin avisarnos ni pedirnos permiso ni tenernos en cuenta.

La vida, y también la muerte.

El quinto capítulo de El planeta americano, el librito de Verdú que me he empeñado en releer y comentar aquí -aunque irregularmente- como pretexto para revisitar Texas y los Estados Unidos desde el recuerdo y desde un abordaje más teórico ya que meramenta vivencial, aborda con datos y estadísticas estos temas, el asunto de la delicuencia y los asesinatos en dicho país.

El capítulo se titula: "El miedo al crimen".



Y empieza así:

"En el centro de Nueva York se erigió a comienzo de los noventa un panel electrónico donde iban restallando los números. Le llamaron el Deathclock, el reloj de la muerte, y marcaba, mientras la gente esperaba en los semáforos o cenaba en un Friday´s, la cifra de asesinatos con armas de fuego que se estaban cometiendo en ese momento en el país. Uno cada 14 minutos aproximadamente, 64 al día, 22.000 al año".

Las cifras que ofrece Verdú a lo largo del capítulo son espeluznantes. Es verdad que no son actuales: el libro es del 96. Pero dudo que la cosa haya cambiado desde entonces drásticamente:

"A punta de pistola son violadas diariamente 33 mujeres y unas 1.100 personas son asaltadas cada 24 horas. En todo el país se cometen al año treinta y cinco millones de actos criminales, 14 millones de los cuales son calificados por la policía como delitos importantes. La tasa de homicidios en Estados Unidos es de 21,9 por cada 100.000 habitantes y año, mientras la de Canadá es de 2,9 y la de Japón del 0,5"




Fotos como éstas ponen los pelos de punta.

Ya hablé en su momento del Lock & Load de Tyler, de la tenencia de armas en USA: de la América cañera.

Es obvio que las altas tasas de criminalidad y de homicidios están vinculadas a esta locura patria por las armas.

Hay muchos ciudadanos norteamericanos que no comparten dicho frenesí. El documental de Michael Moore "Bowling for Columbine" (que no me cansaré de recomendar) es un alegato contra esta pasión armamentística. Pero en general el apoyo a la libre tenencia de armas es la tendencia mayoritaria:

"¿Prohibir la tenencia de armas? Los norteamericanos aprueban en un 70% alguna forma de control, pero se oponen, en un 74%, a la ilegalización. Este derecho está inscrito en la Constitución y grabado en el entendimiento ciudadano que cree más en el principio de la defensa individual que en la protección del Estado, del que recela siempre. El llamado Bill of Rights de 1791, que forma parte de la Carta Magna, dice así: "Para su protección y con el propósito de contar con una milicia bien entrenada, las personas de los Estados pueden tener y llevar armas". Y esta tendencia se ha sostenido con firmeza hasta la actualidad".



Vicente Verdú ofrece datos numéricos relativos a las medidas que se han llevado a cabo para intentar reducir las cifras de criminalidad en los Estados Unidos.

Tales medidas tienen que ver básicamente con una regulación mayor de la tenencia de armas, con la habilitación de nuevos policías y con la construcción de nuevas cárceles y el incremento de plazas en prisiones estatales:

"La tasa de presos por habitante en Estados Unidos es ya la mayor del mundo (...) De 1985 a 1993 se gastaron 32,9 mil millones de dólares en prisiones, lo que supuso aumentar en casi un 70% el espacio carcelario, y la ampliación se estimó todavía insuficiente (...) A finles de los años ochenta el censo penitenciario era de 315.974, pero quince años más tarde la cifra se acercaba al millón cuatrocientos mil".



Y no sólo más cárceles, sino más duras.

En noviembre estuvimos en San Francisco e hicimos la visita obligada a La Roca, a la cinematográfica Alcatraz. Creo recordar que nunca llegué a escribir un post al respecto (dedicado a Dracón el filósofo), por falta de tiempo. Lo cierto es que se trata de una visita estremecedora: pertrechado con unos cascos y una audioguía, uno va recorriendo esas lúgubres celdas y pasillos, mientras escucha sobrecogedoras historias de privaciones, de soledad y dureza extrema,s de intentos de fuga memorables. Pero lo que a uno no se le pasa por la cabeza es que muchos años después del cierre definitivo de Alcatraz como centro penitenciario muchísimas cárceles del país comenzaran un endurecimiento progresivo respecto al trato dispensado a los reclusos:

"La evocación a la severidad de la ley la dureza contra el relapso es el argumento más repetido para sanear la situación. Más cárceles y un régimen más estricto dentro de ellas. En Texas empezaron a no dejar fuma a los reclusos y la norma se ha propagado enseguida. En otros lugares han sustituido los televisores en color por aparatos en blanco y negro. En Florence, ejemplo de máxima seguridad, los presos permanecen encerrados 23 horas en un cubículo que sólo recibe la claridad por un pequeño lucernario"

Luego vino Guantánamo.



Verdú es consciente de que el modelo amercano de gestión del crimen no es el único posible:

"Más policías, más penas, más cárceles, más contundencia en la represión, antes que más escuelas o más ayudas sociales para facilitar la integración"

Y es consciente también de que a mayor marginalidad y exclusión social, mayor criminalidad.

Tyler es una ciudad tranquila y segura, pese al crimen referido, que -tengo la impresión- no deja de ser excepcional.

Sin embargo, el planeta americano está plagado de grandes ciudades en las que la pobreza y la marginalidad se mezclan con la riqueza y el lujo tanto como el aceite con el agua. En comunidades pequeñas, como la de Tyler, tal segregación puede no ser tan extrema ni dar lugar a escenarios de criminalidad potencial como los de algunos barrios de Chicago, los Ángeles, Nueva York o Dallas.

En tal segregación dentro de las grandes ciudades, la raza es un factor fundamental:

"El caso de los negros es elocuente. Los negros representan el12% de la población de Estados Unidos, pero componen el 50% de la población penitenciaria. Uno de cada cuatro negros entre los 20 y los 29 años se encuentra en prisión, en libertad condicional o en procesamiento. Significativamente, el homicidio es en la actualidad la primera causa de muerte entre los jóvenes negros (...) El retrato robot de ese nuevo muerto que contabiliza el Deathclock en Nueva York es un joven negro entre los doce y los quince años; y el 95% de las veces su asesino es otro adolescente negro".

Tal que el joven negro de 16 años que asesinó a su profesor de música el miércoles pasado.

Teniendo en cuenta estos números resulta una vez más asombroso y relevante que los Estados Unidos haya elegido por fin a un hombre negro como presidente.

Asombroso y esperanzador.


Fotos: extraídas webs varias, salvo las 3 últimas.


6 comentarios:

Dracón el filósofo dijo...

Todavía espero ese post dedicado...




Jajajajajajaja, que no hombre, no hay prisa. No he podido comentar debido al estrés que me trae 2º de bachiller (Todos metiendo miedo con la PAU, como si no lo hubiese ya de por sí)

Ya comenté una vez que la tenencia de armas me parecía útil hasta cierto punto para defenderse de cualquier desalmado. Sin embargo, viendo los extremos americanos (¿Hace cuánto habrán traspasado 3esa frontera?)me empiezo a replantear si lo de las armas es tan bueno. No obstante, creo que es como la democracia (el mejor sistema dentro de la imperfección), dado que, pese a que se quiera civilizar a asesinos, violadores y demás:

a)La mayoría o parte de ellos padecen (sobre todo los violadores, si no los únicos) tienen de por sí un grave trastorno mental que hace imposible su reinserción.

b) Alguien que ha crecido en un medio marginal no ve la cultura o el estudio como un vehículo para salir de su situación. es muy dificil domeñar a alguien que se ha pasado toda su vida Sin control alguno, y haciendo lo que quiere.

Por supuesto tambien hay excepciones (vease El Lute), pero en un gran porcentaje, es practicamente imposible la reinserción de esas "ovejas descarriadas"

Creo que me he desviado muy mucho del tema. Todavía me queda un largo camino para ser Protágoras..

Dracón de Salander-Doofenshmirtz

Andriu dijo...

Dracón: ¿la solución es pues más cárceles y más armas y, como consecuencia de las armas, todavía más cárceles?

Utilizaré un argumento digno de Protágoras: "¡Eso es mucho dinero! ¡mucha inversión y gasto público!". Sale muy caro mantener a tanta población penitenciaria. Es pan para hoy y hambre para mañana: ¿no es mejor invertir en educación desde el principio, atajando todo lo que se pueda (que no siempre es suficiente, lo sé) las diferencias socioeconómico de origen? Y luego también, mediante una adecuada reinserción, que es otra forma de educación.

En España, por cierto, un preso sale de la cárcel después de 5 años en ella y no tiene ningún tipo de ayuda, asesoramiento personal y profesional, que facilite su reinserción en la sociedad. Esto me parece alucinante.

¿Las ovejas descarriadas n o tienen solución? -dices. Y yo me pregunto: ¿cuándo se sabe que una oveja se ha descarriado? ¿lo indica un acto determinado? ¿cuál? ¿una edad? ¿cuál? Es decir, conforme a esa afirmación quizás uno puedo pensar que ese alumno de 3º de la ESO al que madan los profesores a Jefatura 1, 2, 3 veces durante un trimestre ya está descarriada, no tiene solución ni posibilidad de recuperación.

¿Te parece mi razonamiento un sofisma? Te lo advertí, estilo Protágoras.

En cuanto a 2º, tranquilidad, tú puedes con eso y más. Intenta disfrutar del curso. Es duro pero se sobrevive.

Un abrazo, Dr. D.

Por otra parte, es pan €

Gaby dijo...

Los gringos están locos...tan locos que ahora que es mi receso para comer me han llamado para seguir trabajando mientras mastico (porque creen que aquí se puede hacer todo)...por eso digo que están locos...ah, y por tantas armas que aquí es tan fácil conseguir una como ir al supermercado.

X dijo...

¿De verdad el problema son las armas? Está claro que el acceso fácil no ayuda. El problema está en qué ocurre para que sea "tan fácil" tomar la decisión de matar a alguien. Una vez decidido, el modo de matar es lo de menos. Puede ser con armas de fuego, con armas blancas, con sogas, con alambres con venenos..
¿Qué es lo que pasa por las cabezas de estos estadounidenses para que sea tan frecuente llegar a pensar matar a otro y hacerlo. Es como estar casi en un estado previo al racional, la ley del más fuerte, la cultura de matar a todo aquel que me molesta, como el león dominante mata a quienes pueden ser sus rivales, o a los cachorros de otros machos para que las hembras entren en celo...
No sé, hay un componente un tanto irracional en todo esto pero como muy presente y aceptado por la sociedad estadounidense.
Aluciné cuando desde el colegio se envia una carta a los padres que tienen que devolver firmada si aceptan el castigo físico para sus hijos. Cómo a esta alturas se puede seguir creyendo en eso de la letra con sangre entra...
SalU2

Ricardo dijo...

Este es el aspecto principal y más negativo por el que no me gustan los EEUU. Me da la impresión de que te pueden pegar un tiro, en cualquier momento, en cualquier esquina, en cualquier calle. Ya digo, es una impresión... que, desgraciadamente, me refuerza tu post. Un abrazo.

Andriu dijo...

Gaby: no te atragantes; lo primero la salud, después el curro.

X: Sí, puede que haya más violencia y que lo de las armas sea sólo un agravante. ¿Los media? ¿la educación? No sé, creo que estoy un poco espeso...

Ricardo: Los tiros y las hamburguesas, no las olvides. En realidad en Tyler me sentí curiosamente más seguro que en cualquier otro lugar en que haya vivido con anterioridad. Pero las cifras de Verdú son las cifras. Así que una de dos: o Tyler es un submundo artificial dentro de USA en este sentido (también); o bien mi percepción de comunidad pacífica, tranquila y seguro era infundada.

Un abrazo.