miércoles, 18 de noviembre de 2009

AdiÓs SiLviO 3


Supongo que nos gustan las dos cosas: ficción y realidad.

Disfrutamos con los universos de ficción. Nos deleitan esos productos de la imaginación, esas historias que no están constreñidas por los límites de lo material, esos personajes que cobran vida sin tener huesos ni carne. Es el mundo del arte: de la literatura, del cine, del teatro. Es el mundo de la imaginación: de los sueños, de la locura, del pensamiento cuando se eleva en el cielo con la libertad de una cometa libre de dueño.

Pero al mismo tiempo sentimos una irresistible atracción por la realidad, por la verdad. No nos gusta que nos mientan: la demagogia, el engaño, la simulación, la ocultación, la desinformación. No sólo les ocurre a los filósofos: a nadie le gusta vivir de espaldas a la realidad. Y leemos, escuchamos, preguntamos, interrogamos, precisamente por eso: porque buscamos la verdad.

Cuando uno vive lo suficiente como para llevar un tiempo expuesto a los productos de la ficción, por una parte, y a las realidades de la vida misma, por otra, no tarda en percatarse de lo siguiente:

Que en la ficción hay mucha más realidad de la que estamos dispuestos a reconocer y en la realidad, a su vez, mucha más ficción.

Por un lado, los personajes de ficción y sus peripecias nos muestran con su ejemplo muchas verdades que la realidad -por ser más pobre, material y limitada- no está siempre en condiciones de ofrecernos.

Por otro lado, nuestras vidas están llenas de ficción: imitamos y nos inspiramos e invocamos muy a menudo a aquellos personajes de ficción que por uno u otro motivo se han hecho un lugar en nosotros mismos; y ellos condicionan nuestra forma de actuar y de ver el mundo.

El tema da para mucho más, intuyo. Sirva lo anterior de breve pincelada meramente.

Porque lo que me interesa es la cuestión de lo que ocurre cuando la ficción se hace pasar por realidad.

Llamaré a esto lo aparente.

Lo aparente es aquello que parece que es real pero que no lo es:

"Oro parece, plata-no es"

Hay algo de fraude y decepción, pues, en ello; y algo de fascinación también.

El ejemplo perfecto es el reality show amañado, tan recurrente en nuestra televisión:

Nos fascina el espectáculo, la trama rocambolesca, el esperpento.

Nos fascina la idea de que la madre de la chica se haya liado con el novio de ésta última; y que aparezcan peleándose en pantalla madre e hija, novio y novia; nos fascina que luego el presentador anuncie que el chico en realidad es gay y que tiene otra relación fuera de ese triángulo familiar; y que aparezca el susodicho y que resulte ser el padre de la niña; y ver entonces a la madre insultando y pegando a su marido; y a la chica haciendo lo mismo con su novio...

Vale, lo reconozco: se me fue la mano con el ejemplo. Pero a lo que iba: nos fascina dicho espectáculo precisamente en la medida en que creemos que es real. Puede que sintamos repulsión y que cambiemos de canal y que escribamos indignados una carta al director echando pestes de la telebasura. Pero el esperpento no nos ha dejado indemnes, indiferentes.

Sin embargo, cuando nos enteramos de que todo ha sido amañado y de que todos los protagonistas del show son sólo actores... entonces lo que sentimos es decepción (y no alivio), chasco (y no reconciliación) y una profunda desilusión por haber estado sometidos a un fraude, a un engaño, a un fiasco...

Fascinación y fiasco: este es el territorio de lo aparente.

Es muy significativo que a la ficción de la literatura, del cine o del teatro nunca le hacemos este reproche:

-¡Era todo mentira! Vaya mierda.

Con lo aparente en cambio nos sentimos como si hubieran jugado con nuestros sentimientos (confianza, ingenuidad, ilusión, miedo, ternura, fascinación) o simplemente como si nos hubieran hecho perder el tiempo:

-¡Eran todos actores! ¡Y yo aquí hipnotizado delante de la TV como un gilipollas!

Explico todo esto, supongo, en mi descargo, quizás como una forma de mea culpa, pues no a todo el mundo le ha sentado igual de bien la revelación del fiasco, la idea de que hubiera alguien real, manejando desde arriba o desde atrás los hilos del Silvio Lombardi de ficción.

Cuando se juega a mezclar ficción y realidad a tan altas temperaturas las quemaduras terminan por ser de verdad.

Y es que la historia de Silvio Lombardi entra dentro de la categoría de lo aparente.

Y tras la fascinación, como dije, llega el fiasco.



Voy a aparentar lo siguiente: que yo también quedé fascinado y engañado por la propia historia de Silvio, para así saciar la sed de realidad -natural como el hombre (y la mujer, uff)- de quienes con tanto ahínco preguntaron si Mr. Lombardi era real o no. Voy a aparentar que dejé escrita una nota para mí mismo, para no volverme loco con tanto argentino de caballería:

"He empezado a confundirlo todo, o algunas cosas al menos. Ayer casi digo "vos" y apenas utilizo ya el pretérito perfecto compuesto, como si fuera argentino. Me voy a la cama pensando "qué hara Silvio mañana" y me levanto con una idea febril que no puedo dejar de apuntar. Hoy me crucé con una chica por la calle y me dije: "Vaya mina". Así que voy a escribirlo todo: la verdad. Voy a contarme a mí mismo cómo ocurrió todo por si algún día en el futuro empiezo a ver de veras papelitos ensangrentados en los bolsillos de la chaqueta... Todo comenzó con el Cizañas, en Barcelona. Estábamos desayunando una tosta catalana en una churrería cerca de su casa cuando me dijo que estaría bien crear un personaje de ficcion en el blog para animar el cotarro, que la cosa estaba muy poco animada. La idea me fascinó. Mezclar ficción y realidad; ya llevaba haciendo algo de eso en cierta manera. Y la cosa me gustaba. Ahí mismo le puse nombre: Silvio Lombardi. No sé muy bien por qué ese nombre. Supongo que fue esa misma mañana y no en el AVE a Madrid cuando decidí que el personaje sería argentino, como el chico que me había devuelto el móvil. En efecto, dos días antes había perdido mi móvil en el Templo de Debod y una pareja de argentinos lo había encontrado y me lo había devuelto. Yo estaba entusiasmado, muy agradecido y les pregunté cómo podía recompensarles. Tenía 20 euros en el bolsillo y tiempo libre. Pero ellos dijeron que no hacía falta, que era lo menos que podían haber hecho. La anécdota se quedó grabada en mi memoria y pensé que la cosa merecía un post. Pero cuando surgió la idea de parir para el blog a un personaje de ficción vi claro que dicho individuo tenía que salir de allí, de aquella tarde en el Templo de Debod. Así que continué a mi manera el encuentro con la pareja de argentinos. Vi nacer ante mis ojos a Silvio Lombardi, quien empezó a contarnos sus peripecias desde este blog. Un día recibí un mail de Montse, diciéndome que me había pillado, que había descubierto un error en mi historia. Tenía razón, había descubierto un error al que difícilmente podían ponérsele peros. Desde entonces, Montse y el Cizaña se convirtieron en las únicas personas que sabían la verdad, pese a que eran bastantes quienes no terminaban de creerse la historia. Pensé muchas veces: "A estos dos hay que darles un Óscar" o "Si al final de todo se reparten capones, estos dos no se salvan". Pero a mí me tocó el trabajo sucio de dar la cara, de mentir, incluso a las personas más cercanas, a mis seres queridos. A mi padre una vez tuve que decirle: "Estate tranquilo, yo sé lo que me hago, soy mayorcito y responsable, confía en mí". Y es que hay que reconocer que Silvio en algunos momentos llegó a inspirar cierto miedo.... Ahora en cambio es distinto, ahora nos llevamos bastante bien los dos, qué digo, Silvio no existe, qué manía, a veces me da por dudar y por olvidarme de todo esto, de cómo nació en realidad Mr. Lombardi y de cuál es su verdadera naturaleza. Pero por si acaso, por si alguna vez lo olvido, he querido dejar todo esto escrito, a modo de prueba, de mensaje en una botella, por si acaso, por si las moscas, entendés Andriu, espero que sí."

Lo aparente saca su fuerza de seducción de la irresistible atracción que siente el ser humano por la verdad, por la realidad. Estoy convencido de que si desde el principio hubiera dicho que Silvio Lombardi era sólo un personaje de ficción, en vez de un argentino -algo chiflado- de carne y hueso la expectación en torno a las peripecias de este singular personaje no hubiera sido muy grande. O dicho de otro modo: estoy convencido de que quienes creyeron en la realidad de Silvio Lombardi disfrutaron mucho más de sus posts que quienes supieron o sospecharon que era un personaje de ficción.

Por esa misma razón los realities shows o los concursos de tele-realidad triunfan. Vienen respaldados por un aliado poderoso: la realidad.

Lo mismo ocurre con muchos blogs. En este ya se me conoce demasiado como para jugar a las adivinanzas con la realidad y la ficción. La aventura de Silvio Lombardi no deja de ser una excepción. Pero hay muchísimos blogs en la red que juegan a contar historias o peripecias vitales increíbles y sorprendentes. El anzuelo que mantiene a los lectores enganchados lleva en parte casi siempre la misma carnada, a saber: la pregunta "¿será verdad todo esto que cuenta este pavo?".

Cuando se descubre todo, cuando se sabe la verdad y se encienden las luces, ya lo dije: se acaba la fiesta.

Llega la decepción.

Por eso quizás hubiera sido mejor dejar a Silvio vivo, o al menos a Valeria; llevarlo de vuelta a su país y a su ciudad natal, Santa Fé; despedirlo desde aquí con lágrimas virtuales, o con gritos de alivio: "vete ya, pesado"; hacerlo desaparecer en la ficción para seguir soñando con él de tarde en tarde.

Pero no ha sido así: lo he traído desde el sosegado universo de la ficción -casi tirándole por las orejas- hasta el mundo falaz de lo aparente.

He decepcionado a algunos y he saciado la sed de realidad de otros.

Quizás todos hemos aprendido algo.

Yo al menos sí.

Platón fue un señor en ocasiones muy serio. Cuando diseñó su ciudad ideal prohibió la entrada en ella a los artistas o específicamente a los poeas o "aedos". De eso trata el primer libro que me mandaron a leer en 1º de Filosofía. Platón le reprochaba a los poetas su inmoralidad al describir o contar de modo falaz la realidad. Para el filósofo griego los poetas eran, en suma, mentirosos, embusteros, impostores. Sus obras eran mera apariencia. Hacían pasar lo falso por verdadero, la ficción por realidad. En resumen: eran apologetas de lo aparente.

Sospecho que Platón de habérselo planteado también habría prohibido en su polis perfecta los reality shows y los blogs embusteros, como éste en ocasiones.

Pero lo más grave no es su rechazo a lo aparente, sino el no haber sido capaz de imaginar una categoría para la ficción (o no haber incluido la obra de los poetas dentro de esa categoría):

Obsesionado con sus dicotomías (mundo real vs. mundo aparente, conocimiento vs. opinión, mundo inteligible vs. mundo sensible) me temo que no dejó o no pensó en un lugar para la ficción.

Es una lástima.


20 comentarios:

Carse dijo...

¡Qué crack!
Jajajaja.

¡Fantástico!

Anónimo dijo...

También lograste que más de un lector anónimo se animara a poner algún comentario. Espero que no lo dejen ahora.

!ANDRIU EMBUSTERO!

Dracón el filósofo dijo...

¡¡¡¡Andriu al Nobel de Literatura pero ya, leches!!!!

Yo ya dije en un comentario a otro post que Silvio era un personaje que se había inventado Andriu, pero a muchos (y me incluyo al principio) nos la coló doblada. Como guionista no tendrías precio...

Y porfa, no me hables de Platón que hasta las narices estoy de la idea de bien , la reminiscencia y demás en Filosofía. Menos mal que este año puedes elegir entre Filosofía e Historia.

Salud, monarquía y Viva Cartagena.

Dracón Ganondorf de Salander y Doofenshmirtz

jane dijo...

El comentario anterior mío (que Chelucana captó enseguida) viene a cuento de una obra de teatro de Pirandello, "Así es si así os parece", en la que al final realmente no sabes si lo que cada uno cuenta es verdad o no. Otras dos dicotomías, verdad-falsedad, que son la otra cara de la realidad-ficción. Me ha encantado tu juego-seducción-ejercicio..., vuelvo a repetirte, y a lo mejor a Platón también le hubiera gustado. Sócrates y él jugaron mucho con situaciones hipotéticas.

Anónimo dijo...

Puede que tengas razón y Silvio Lombardi mereciera, en lugar de un desenmascaramiento en toda regla, un viaje de vuelta a Santa Fe. Desde ahí, él seguiría leyendo "Nada permanece" a espaldas de Valeria y nosotros seguiríamos pensando que, cualquier día, escribiría otro post contándonos sus últimas neuras...

Por cierto, es interesante lo que comentas:
"Al saciar la realidad de unos desmontabas la fantasía de otros"... Se me ocurre que resulta paradójico que esto tenga que ir en una relación causa-efecto y que los seres humanos no paremos de engañarnos a nosotros mismos e intentemos construir universos paralelos (Matrix, El show de Truman, La caverna de Platón, Gran Hermano) que nos evadan de una realidad más dolorosa o soporífera. Como decía esa serie "La verdad está ahí fuera", pero la felicidad está en lo desconocido...
Chapeau por Mr. Lombardi!
Pafri.

Anónimo dijo...

Hi Andriu! me temo que no he seguido el blog con mucha constancia asi que me he perdido la mayor parte de tu/la historia...ahora ya es tarde para entrar en ella ingénuamente. Solo un apunte, por deformación profesional ojeando este post leí PLatón...y me paré. Mi lectura de Platón es exáctamente la opuesta a la tuya. Para mí, Platón fue el gran creador de ficciones. Creó la ficción más duradera, fascinante y probablemente peligrosa de la humanidad: la realidad perfecta, abstracta, "real". Sin esa realidad platónica no habríamos tenido Quijotes, Jesuscristos...Tal y como lo veo, fue un obseso de las ficciones, intentando huir constantemente de los límites de la realidad "cotidiana y palpable"...Pero quizás "mi Platón" sea mera apariencia ???
besos
maría

Ana Glez Duque dijo...

Para mí Silvio siempre fuiste tú (o tu lado Mr Hyde, digamos). Me parece que es "un chasco", como tú dices, no el descubrir la verdad sino el que desaparezca la ficción. El mundo es de los imaginativos ;-D (Y a Platón, que le zurzan, con todos mis respetos)

Montse dijo...

Eyy, Andriu, no quieras compartir la responsabilidad de ser autor de algunas decepciones. Se me parte el alma al pensar en qué estaría sintiendo tu padre cuando tuviste que decirle lo que escribes: "A mi padre una vez tuve que decirle: "Estate tranquilo, yo sé lo que me hago, soy mayorcito y responsable, confía en mí". Y es que hay que reconocer que Silvio en algunos momentos llegó a inspirar cierto miedo...." No, yo no quiero ser responsable de esa inquietud. Yo me limité a guardar un secreto a un amigo. Vale, lo reconozco, fui cómplice en cierto sentido, fingiendo no saber nada cuando en realidad lo sabía y con mi silencio (siempre les digo a mis alumnos: no calléis nunca ante las injusticias porque "el silencio nos hace cómplices"), pero... no podía traicionarte, jooooo.

Señor Papá de Andrés, su hijo y su amigo Cizañas han sido los verdaderos responsables de esta creación, yo sólo lo descubrí y guardé silencio, no se enfade conmigo, por favor. Yo soy una buena chica!!!! (jejeje)

Con respecto al fallo de la historia, seguiré guardando silencio a menos que Andriu me diga expresamente que cuente cuál era. De todas formas, si volvéis a leer todos los post desde que apareció Silvio, es posible que lo descubráis.

Lo que más me ha gustado de la historia de Silvio ha sido el principio y el final, ambos fascinantes. He de reconocer que en medio de la historia Silvio se me hizo un poco "sin fuste" y pensé, cómo va a salir de aquí Andriu. Pero, como siempre, sabe salir airoso, qué maestría!!!

La ficción es necesaria para la vida, claro que sí. Incluso imprescindible para ir construyendo cada vez un mundo mejor, qué sería si no de la UTOPÍA sin ficción?? Pero cuidado, una cosa es la ficción y otra el engaño, instalarse definitivamente en un mundo de ficción sin ser capaces de hermanarlo con el mundo real llega a ser patológico y ejemplos de estos, haberlos haylos, ehhhh.

Saludos reales, con ficción pero sin engaño. Un abrazo, Montse

MARONINI dijo...

Me alegra saber que no te estás relacionando con alguien amenazado de muerte que le pone los cuernos a su novia constantemente, y que la pobre niña (imaginaria) no crece en semejante ambiente.

Y yo mandándote correos en plan: espero que sea todo mentira porque el Silvio se salva de que lo despelleje porque estoy en Lanzarote...


Me alegra tb que vuelvas a escribir tú siendo tú.

besos

Anónimo dijo...

Coincido con Montse en lo de la gran maestría de Andrés para cerrar el relato, ese punto de giro.

Y aprovecho para decir que lo mío apenas fue una idea...
yo tampoco quiero que los papás de Andrés se molesten conmigo. Pero si no queda más remedio, compartiré el castigo con él

También me gusta mucho lo que dice María. Quizá la realidad de Platón no deje de ser una ficcción propia... supongo que Kant opinaría algo así, no?

Saludos

Yaiza dijo...

Sin entrar en el análisis del contenido de este último post, y centrándome sólo en la forma en la que se construyó la historia y el personaje, tengo que decir que el principio fue lo mejor. Cuando Silvio se asoma tímidamente por aquí, sabiendo todos que era una buena persona por haberte devuelto el móvil, y luego se despide, aparentemente espantado por tus manías (eso fue lo más real de todo, la mayoría de nosotros tuvimos la necesidad de adoptarlo. Creaste en nosotros la curiosidad desde el principio y queríamos saber más de él.

Muy pocos novelistas consiguen atraparte desde el minuto uno de la historia. Al menos a mi no me suele pasar hasta que he leído el primer cuarto de la novela.

Sin embargo, tal y como lo comprobaste, a medida que crecieron mis sospechas sobre la realidad del personaje, me fui desenganchando. Curioso.

Cizañas!!!!! Tú también me la pegaste!!! Y yo mandándote mensajitos al movil comentando los post del argentino!Santi también lo sabía??? Silvio ha sido protagonista de nuestras últimas conversaciones telefónicas!!!

El 26 de diciembre brindaremos todos por Silvio Lombardi.

Andriu, enhorabuena por tu trabajo!! Eres mi genio favorito. Te voy a tener que menter en mi lámpara mágica y no te voy a sacar de ahí hasta que me concedas tres deseos. Y si no te gusta el plan, deja de ir por ahí haciendo genialidades de este tipo.

Un beso
Y.

Yaiza dijo...

Olvidé decir que, en coherencia con tu reflexión, Lombardi enganchó desde el principio porque creíamos que era una persona real. No obstante, me reafirmo en lo dicho. El inicio de la historia fue muy bueno.

Andriu dijo...

Muchas gracias a todos por sus comentarios, algunos de ellos hiperbólicamente inmerecidos.

Me voy a Toledo y Cáceres 4 días con Gaby que está de visita. Traeré fotos.

Un abrazo.

pd: contesto a todos los comentarios a la vuelta.

Anónimo dijo...

Maravillosamente escrito estaba toda la historia. Y casi mejor todo esta retahila autojustificativa ...pero mentiste boludo. Espero que te mereciera la pena.
Tu mina favorita.

Anónimo dijo...

Tengo que decir aquí públicamente que hasta engañaste a la madre que te parió. Yo he vivido este personaje de Mr Lombardi con preocupación, totalmente fuera de la ficción, pidiendo que lo sacaras del blog y claro como tuviste que mantener la ficción a toda costa, en el blog y en el teléfono, pues nunca pensé que me estabas mintiendo. Menuda neura pensando que Silvio con lo peligroso que a mí me parecia, supiera la dirección de la casa, qué cómo se les había ocurrido invitarlo a la fiesta!!!
Qué ingenuidad la mía!!!
Por supuesto que no me he enfadado al conocer la verdad, ni con Andrés(que ya hablamos) ni contigo Cizaña, estaría bueno. al contrario me alegró saber que todo era pura ficción.
De la ficción, la que me gusta es la ciencia ficción pero lo que prefiero siempre es saber que es ficción.
Maestría de Andriu, sí, mucha.
Besos a todos y contenta de que no ande Silvio por aquí.
Castora

Anónimo dijo...

Me sumo a todos los comentarios anteriores. Deja de hacer el vago por Castilla León y ponte a escribir la novela ya. Guionista de pelis también vale.
Pasadlo de pm.
Rbc

Anónimo dijo...

No, guionista de pelis no vale. Ya basta de intrusismo, hostia, que parece que cualquiera pudiera hacerlo.

Andriu dijo...

Aunque un poco tarde, contesto a los comentarios, como prometí.

Carse: yo también hago gamberradas.

Cizañas: ¡qué fresco!

Chelucana: es curioso lo que dices porque en el master siempre nos corrigen cuando detrás del personaje se ve al autor manejando ls hilos. Yo en particular soy un narrador muy "intrusivo", manipulador, que opina constantemente. Tengo que dejar moverse a los personajes, darles aire, mostrarse tal y como son... ¿o no? No lo sé, en eso estamos, con dudas metaliterarias. Uf, perdón por el rollo.

Dracón: mira que eres exagerado, si te tuviera de alumno te pondría un 11 (y discutiría contigo sobre esas pasiones monárquicas que luces.

Jane: gracias por la referencia. Me la apunto: "Así es si así os parece", de Pirandello. Me interesa el tema. Muy platónico, en efecto.

Pafri: unimos tus aportaciones (Matrix, El show de Truman, La caverna de Platón, Gran Hermano) a la de Jane. Son material recurrente en nuestras clases de filosofía. En Matrix, en concreto, el protagonista (Nemo, creo) tenía la sed de realidad que comentamos mientras que a otro personaje (Cifra, creo) le ocurría lo contrario: quería -como dices- volver al mundo ficticio de Matrix pero sin saber que era aparente. Y esta tendencia antifilosófica también es muy común en los humanos.

María: bienvenida, eres como un cometa pero menos previsible. Platón fue un gran creador de ficciones, en efecto: diálogos y situaciones imaginativas, un modelo ideal de polis, un ámbito de la realidad inasequible a la imperfección del mundo material, etc. Pero yo no creo que él estuviera dispuesto a calificar ninguna de ellas como ficción o apariencia. Fue en todo caso un creador de ficciones "malgrè lui" (pese a él mismo). Pero en lo que respecta a la ficción poética parece que no era sensible a ese ámbito que se abre entre lo real y lo aparente: el ámbito de la ficción (de las mentiras de las que es tan cómplice el emisor como el receptor y en las que nos sumergimos). Platón es el filósofo de las dicotomías: la ficción rompía su favorita (real vs. aparente). Al menos eso es lo que deduzco tras rememorar las enseñanzas de nuestro querido Iñaki Marieta, ¿recuerdas?

Dra Jomeini: seguiremos con la ficción, por supuesto. Sólo dejo de lado la apariencia, por ahora.

Montse: gracias una vez más por tu lealtad y tu discreción, sé que no te ha costado poco guardar el secreto. No te sientas culpable de nada, son bromas mías. Y por cierto: ¡A QUÉ ESPERAS PARA CONTAR EL ERROR QUE COMETÍ!

Maronini: perdón a ti también, aunque no mientas, en el fondo lo sabías.

Cizañas: todavía tengo posts en mente de aquel finde en Barcelona, qué miedo. Gracias también por disimular tan bien.

Yaiza: me alegra que con tus impresiones se confirme mi teoría de que la realidad engancha todavía más que la verosimilitud. Y gracias por los elogios. Como se nota que somos amigos de toda la vida y que nos queremos mucho.

Mina favorita: qué boludeces decir: fue sólo un juego. perdoname vos también en todo caso.

Castora: reconoce que también nos reímos mucho por teléfono a cuenta de Mr. Lombardi. Y sorry.

Rbc: ¿cómo sabes que también fuimos a Castilla y León?

Anónimo: calma, ni se me pasa por la cabeza.

Un abrazo y perdón por tardar tanto en contestar. Después del viaje toca centrarme en el master, que lo tengo un poco abandonado, y en un resfriado que me tiene un poco vago.

Anónimo dijo...

Tenés razón fue sólo un juego. Un juego divertido. Quizás deba aprender a mentir para jugar, ¿no? No me enseñaron, no sé dónde están los límites.¿Quién los pone? ¿Vos? Supongo que aquí sí, es tu espacio, pero en él tratas con personas.Olvídalo, es que me pongo a pensar en los demás, en los que jugaron contigo. No, perdón, con los que jugaste. Y ellos se alegran. Y me preguntó por qué, Y no hallo respuesta porque seguro que sus vidas no son aburridas como para llenarse de ficción. Aunque ¿qué vida no ama lo irreal?
Tu mina.

Andriu dijo...

Vaya, mina: qué melancólica te pones a veces...