miércoles, 21 de abril de 2010

En SiLeNciO 4


"Estoy sentada en el umbral de mi casita, con una taza de café, contemplando una extraordinaria vista de nada. Es maravilloso. Virginia Woolf, como es bien sabido, nos enseñó que una escritora necesita una habitación propia. Me parece a mí que no se enteró ni de la mitad. Yo necesito un páramo propio. O, como dijo una amiga, bastante enfadada pero sin duda sensata, cuando vino a ver mi última locura: "Sólo a ti se te ocurre, Sara... ¡no hay nada en 30 kilómetros a la redonda!".



No es verdad que no haya "nada": hay nubes de formas muy diversas, y el carrizo, la hierba, el brezo y los helechos se mueven cada cual a su manera al paso del viento, y los colores cambian, no sólo a lo largo del año, sino a lo largo del día, con la alternancia del sol y de las nubes. Aunque, en cierto sentido mi amiga tiene razón, y es la inmensa nada lo que me atrae. Observo y, al haber menos que mirar, lo veo todo mejor. Escucho la nada y detecto la armonía de sus ritmos y sus melodías silenciosas. El perfil recortado de la montaña, jalonada por los postes de teléfono y de la luz, contiene el silencio como un cuenco".

(Sara Maitland: Viaje al silencio)



Fotos: Casita y páramo en Escocia en donde Sara lleva 10 años a la caza del silencio.

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