El año pasado abrieron los regalos y yo hablé con ellos esa noche por teléfono desde una calle nevada y fría de Nueva York.
Fueron pasándose uno a uno el teléfono: voces eufóricas, en las que se adivinaba sin embargo cierta tristeza encubierta tras tantos meses sin vernos ni hablarnos.
Hubimos de esperar a marzo en México para vernos.
Este año en cambio nos hemos reunido en casa de Isi sin ningún contratiempo para celebrar la 8ª Edición del Amigo Invisible.
Fueron pasándose uno a uno el teléfono: voces eufóricas, en las que se adivinaba sin embargo cierta tristeza encubierta tras tantos meses sin vernos ni hablarnos.
Hubimos de esperar a marzo en México para vernos.
Este año en cambio nos hemos reunido en casa de Isi sin ningún contratiempo para celebrar la 8ª Edición del Amigo Invisible.
No pensaba escribir nada.
Tan sólo colgar las fotos: hablan por sí mismas, creo.
Pero hace dos convocatorias escribí un post sobre el Amigo Invisible y no me parece correcto dejar pasar la oportunidad de prolongar esta serie de posts que se han ido convirtiendo ya casi en una sección del blog.
Tan sólo colgar las fotos: hablan por sí mismas, creo.
Pero hace dos convocatorias escribí un post sobre el Amigo Invisible y no me parece correcto dejar pasar la oportunidad de prolongar esta serie de posts que se han ido convirtiendo ya casi en una sección del blog.
-¿Notaste algo diferente este año?
Sí.
No.
No sé...
-¿No notaste que las palabras son ya cada vez menos necesarias?
Sin duda.
Llega un momento en que todo parece estar ya dicho...
O quizás es esto otro: que las palabras dicen más de lo que dicen.
No sé...
-¿A que sabías lo que estaba pensando Quin y Sergio e incluso Isidro mientras Yai les echaba la bronca a los otros?
Sí, eso creo: me fijé en sus caras mientras mamá pato nos cantaba las cuarenta y ellos escuchaban con una sonrisa en la boca y dándole la razón para sus adentros.
-También miraste a Santi y a Alberto... vaya tres.
Supongo que sí.
Sí.
No.
No sé...
-¿No notaste que las palabras son ya cada vez menos necesarias?
Sin duda.
Llega un momento en que todo parece estar ya dicho...
O quizás es esto otro: que las palabras dicen más de lo que dicen.
No sé...
-¿A que sabías lo que estaba pensando Quin y Sergio e incluso Isidro mientras Yai les echaba la bronca a los otros?
Sí, eso creo: me fijé en sus caras mientras mamá pato nos cantaba las cuarenta y ellos escuchaban con una sonrisa en la boca y dándole la razón para sus adentros.
-También miraste a Santi y a Alberto... vaya tres.
Supongo que sí.
Algo de eso ocurrió, creo: no hacía falta gastar mucha saliva para entendernos.
No hizo falta decirnos lo que ya sabíamos.
No hizo falta decirnos lo que ya sabíamos.
6 comentarios:
Pero que guap@s que siguen tod@s!Yo pido que esta sección siempre esté presente. Aunque sea para ver que el amor prosigue. Me da tranquilidad. Muakkkkssss!
Los Taoístas dicen que las palabras son un instrumento para transmitir ideas o emociones. Y que una vez que han cumplido su cometido, sobran. Incluso son un estorbo.
Por eso el Tao, cuando lo nombras, desaparece.
Y qué guapo está mi ni niño, aunque no se llevara regalitos ;)
Anónimo: ¿te conocemos?
Cizañas: -
Estefanía: qué bueno verte por aquí. Tienes razón: me olvidé de agradecer la ayuda inestimable de los pajes de esta edición: Pablo y Vicky.
Un abrazo.
¿¿¿Qué clase de mamá pato sería si no regañara a sus patitos de vez en cuando???
Cosa distinta es que los patitos hagan caso...
Un beso a todos y feliz 2010. Pajes incluidos.
Yaiza: estamos trabajando en ello, en serio.
Un abrazo.
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