martes, 9 de diciembre de 2008

bRiDgE MaNíA


Al principio pensé que no sería sino un amasijo de hierros célebre y cinematográfico.



Pese a su ubicuidad y su adivinada presencia en la sombra, no nos acercamos a él hasta el penúltimo día en San Francisco.

Es cierto que el objetivo de la cámara siempre se las arreglaba para apuntar allí, como al norte lo hace la aguja de una brújula.

Pero el instinto repudiaba inconscientemente toda cercanía y trato.

Quizás debido al prejuicio no explícito de que había algo de vulgar y borreguil en ir desde el primer día a embelesarse y postrarse ante él.

Quizás, al contrario, algo me decía que el encuentro no habría de dejarme indiferente...

Cierta prudencia, cierto recato y una lenta aproximación me parecieron obligatorios.



Había que cortejarlo lentamente y con sutileza, como a una mujer.

Lo miraría de soslayo.

Lo amaría desde la distancia, de refilón.

No era cuestión de venir, vencer y romper hímenes.

Muy al contrario, me demoraría en los preliminares.

Hasta que su inexorable magnetismo me llevase a él.



Fue entonces que me postré ante lo que la cámara era incapaz de captar.

Recordé el risco de Famara, esas peñas con alma y lenguaje.

Él ahora también me hablaba, desde su entraña inoxidable.

Pero el idioma y los megapixeles eran demasiado torpes y escasos como para expresar su belleza.



Lo recorrimos en bici, cruzando el estrecho, esa segunda puerta dorada; muchos años después de haber cruzado en Estambul la primera, con mis amigos.



Con los miles de coches que lo recorrían diariamente había acumulado desde hacía más de siete décadas la sabiduría de una montaña, de un templo, de una prostituta.



Aunque por su en-verga-dura y robutez se me antojó, pese a todo, macho.



Sólidos e infatigables músculos sujetaban su pesada arquitectura sobre la bahía.



Jugué, de nuevo, a imaginar -asustado y fascinado- pasos irrevocables.



¿Cuántos habrían dado ya ese último paso como para que le hubieran conectado al pecho un teléfono de asesoramiento vital?



Desde la otra orilla, su silueta se dulcificó y volvió a ser, de nuevo, hembra.



Seguí mi camino y lo dejé coqueteando con el agua del océano.



Al día siguiente volví a alquilar la bici y me vine, solo, a verlo.

La bruma se había despejado, hacía calor, el cielo exhibió su azul.

Era otro y el mismo a un tiempo.

¡Cómo se transformaba con sus cambios de humor!

Siempre elegante y majestuoso, presumía no obstante de cierta jovialidad e indiferencia veraniega.

Irradiaba alegría.

Y sin embargo...

Su presencia contradictoriamente frágil e incorruptible me hablaba del cambio constante e incorregible de las cosas.

Su volumen y su duración me devolvieron, tras el éxtasis amatorio, a la condición de hormiga.



Me alejé lentamente, con el ánimo ajustado en ese punto preciso e imposible entre la exaltación dichosa y la melancolía.

Me alejé de ese centro magnético sin saber muy bien hasta cuándo.

-No cruzarás dos veces el mismo puente -me dije.

Y un instante después yo tampoco era el mismo.


14 comentarios:

Yaiza dijo...

Qué lindo! Y qué contraste con el video. Preciosa descripción.Es fácil trasladarse cuando lo cuentas así. Gracias por el viaje.

Carse dijo...

Lo mismo digo, gracias por el viaje. Por cierto me encanta cómo escribes "en-verga-dura".

Anónimo dijo...

Menos mal, una vuelta a la literatura de la paz, de la ternura, del equilibrio. Me quedo de nuevo tranquilo, tras tus anteriores desvaríos. Un abrazo.
P.D.: Lo copiaron los americanos de los romanos, del puente de Alcántara en Cáceres.

Anónimo dijo...

Una imagen tan vista en las películas, ha tenido que ser emocionante y habrá marcado un antes y un después del puente de San Francisco. Como pasa con todos los lugares emblemáticos después de visitarlos. Precioso !!! Me encantan los puentes y la arquitectura o la ingeniería, modernas,(me podrás aclarar cizaña, si es más ingeniería o más arquitectura) que encierran.
Ricardo y tú me podrías aclarar también tu posdata? Muchas gracias a los dos y a tí Andriu por la crónica.
Muchos besos.
Castora

Andriu dijo...

Me alegro que a pesar de los límites del lenguaje y de la imagen lo hayan disfrutado.

Cedo la palabra al ingeniero y al filólogo e historiador del arte en calidad de expertos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Vaya... Me ceden la palabra...
Esto... el fundamento de un puente es 100% ingenieril.
Se trata de sujetar las cargas que cuelgan sobre el vacio y llevarlas a algun punto fiable de la tierra firme. Desviando la fuerza de la gravedad con otras creadas por el ser humano, como los musculos que dice Andrés.
No obstante, esto no es incompatible con un diseño arqitectonico elegante. Pero, esi si, sin olvidar la mision estructural.

Santi dijo...

chacho!!! que es un puente!!



perdón pero tenía aque decirlo ajajajja...no se...lo leía y me pareció oir a Piti.
Me gustaría Castora que me explicarás si la fauna propia de un habitat puentil es compatible con un diseño elegante manteniendo lo estructural en un punto fiable de tierra firme. Cizaña? Ricardo?
Andriu...y un par de tiros en medio del tráfico no se te apeteció? lo digo para unir aprendizajes...
chacho estoy un poco infernal

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Hay alguna manera de evitar que energumenos como el de arriba perpetre sus comentarios en este interesante debate?

MARONINI dijo...

No, si la descripción es preciosa, y todo lo que quieran, debo ser yo la única que ha leído frases tales como: "vencer y romper hímenes", "había acumulado...la sabiduría de una prostituta", "Se me antojó pese a todo macho" (Iba a suprimir pese a todo, pero así suena peor aún) y por último, la mejor de todas "EN-VERGA-DURA"

Chico, si quieres que la sección masculina deje de meterse contigo porque creen que no ligas por allí, no se lo pongas tan...¿es correcto decir a huevo?

En fin, que no me quedé con eso eh? bromas aparte, muy estimulante su descripción Señor Fajardo.

Andriu dijo...

Cizañas, gracias por tu aportación. Y tienes razón: Mr. Cara-Cartón se levantó hoy con la vena humorística, asalvajada y revientatodo. A ver si empiezo a meterme yo con sus bodegones de productos del Mercadona y sus poses trascendentales en pijama rodeado de hippies desmayados.

Y digo yo (Santi):

chacho!!! que es un cuento-la-leche!!!

jajaja, bueno, perdonen estos diálogos cruzados entre colegas. A este cabrón le escribí un día un texto titulado "poesía local" plagado de localismos de nuestra amistad, frases y expresiones que sólo un grupo de iniciados sería capaz de descifrar.

Maronini, muchas gracias por el análisis psicoanalítico del texto.

Y muchos besos.

Andriu dijo...

Y a quien le mole eso de estar suprimiendo comentarios, que se relaje un punto, que aquí se publica todo, coño.

Joder, disculpen, las armas me están cambiando el temple.

Santi dijo...

jajajaja
jajajaj
he llorado de risa, de verdad.
Un beso

Anónimo dijo...

jajaja...

"bodegones de productos del Mercadona y sus poses trascendentales en pijama rodeado de hippies desmayados"

Me alegraron el comienzo del fin de semana.