martes, 9 de marzo de 2010

eN pRoCeSo 7



Mi primo Nico es el dueño de la casa y antes de que llegáramos nosotros vivían en ella Christian y Carlos.

A Christian lo veo muy esporádicamente, cuando viene a recoger el correo que todavía sigue recibiendo en Limón 19. Ayer lo llamé por teléfono para avisarle de que se le estaba acumulando bastante correspondencia. Me aseguró que ni Carlos ni él tenían ya ninguna copia de la llave de la casa. Le conté lo de los pedidos de comida oriental a Gingerboy y me dijo que ni siquiera sabía de la existencia del restaurante.

-¿Y Carlos?

-He perdido ya el contacto con él.

-Carlos es tu primo ¿no es verdad?

Christian me contó que durante la convivencia de algo más de un año con su primo Carlos en la casa de Limón la relación entre los dos se había ido deteriorando poco a poco.

-En realidad, fue él quien se empezó a rayar y a obsesionar. Me acusaba de cosas que yo ni siquiera había hecho.

Christian se quedó callado y creí escuchar al otro lado del teléfono su respiración acelerada.

-Cuéntame un poco más -le pedí.

Pero él continuó como si fuera mudo y le costara respirar. Y cuando por fin rompió el silencio fue para contestarme con la célebre frase de la novela de Melville:

-Preferiría no hacerlo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

uichhhh....Y ya,...jajaja. Muak

Ricardo dijo...

Jó, me está empezando a entrar miedo ajeno. A ver ahora si consigo conciliar el sueño. Cuidadín con dejarte la tele encendida por la noche. Un abrazo, Andriu.

Andriu dijo...

Muak: ¿?

Ricardo: por las noches apagamos hasta la calefacción y, para colmo, un poco por sugestión, estoy durmiendo sin calcetines.

Un abrazo.