Cada noche me acuesto y veo en la cama uno o dos capítulos de Lost.
Anoche, sin embargo, preferí quedarme leyendo hasta horas intempestivas la Gramática Calcetinífera del profesor Gracia Cantero.
Y acaso por eso terminé soñando con calcetines:
Y acaso por eso terminé soñando con calcetines:
Ellos salían de su caja y se desplazaban con sigilo por el suelo de mi habitación, salían al pasillo, cruzaban el umbral de la puerta de la casa, bajaban los cuatro pisos del inmueble, enfilaban la calle Limón, cruzaban la Gran Vía, avanzaban decididos, como sabiendo de antemano qué les aguardaba al final de las siguientes callejuelas, hasta desembocar en los jardines del Templo de Debod. Una vez allí se encaramaron al bordillo del estanque que rodea al templo y comenzaron a darle vueltas sin cesar.
En ese momento me desperté, sobrecogido.
Me pregunto por qué mi imaginación también da vueltas en torno al Templo de Debod.
Me pregunto por qué mi imaginación también da vueltas en torno al Templo de Debod.
3 comentarios:
Qué curioso...justo ayer que hacía mi maleta para Chicago/Boston lo único que no encontraba eran dos pares de calcetines gruesos que tengo exclusivamente para unas botas que adoro. Creo que hay una rebelión en la cajonera. Ya sean gringos, españoles, mexicanos, etc...quieren ser escuchados!!!
Besos de quasi springbreak!
Creo que tus calcetines se lo están pasando de lo lindo con tanto trasiego.
Gaby: tiene buena pinta ese viaje, pásalo muy bien y disfruta del break primaveral.
Cizaña: ¡Imáginate adonde tendría que haber ido a hacer la foto si hubiese soñado con (pongamos) Kadmandú!
Un abrazo.
Publicar un comentario