sábado, 20 de marzo de 2010

eN pRoCreSo 17


-Pero ¿está muerta o no está muerta?

-No sé, Andrés, ya no sé qué pensar.

Christian se había mostrado reservado al principio y recibió con desconfianza la explicación del Aloe que le di. Probablemente sospechaba que toda la operación había sido un estratagema de mi primo y mío para poder verlo... e interrogarlo.

Sin embargo, en cuanto le enseñé el plano de la casa de Limón su actitud cambió por completo y la sorpresa o quizás el miedo contribuyeron a que se desahogara conmigo, contándome todo lo que él sabía sobre el asunto.

Olivia Droslim vivió durante casi medio año en la habitación pequeña de la casa de Limón. Christian y Carlos le alquilaron esa habitación, a espaldas de mi primo, por un precio razonable. Olivia Droslim les había abordado en un bar, se habían emborrachado juntos los tres y se habían intercambiado los teléfonos. Ella les había llamado unos días más tarde y les había preguntado que si necesitaban a alguien para compartir el piso. Una semana más tarde Olivia Droslim se había instalado en la habitación pequeña que ocupa ahora Santi.

Al principio todo transcurrió con absoluta normalidad. Pero al poco tiempo de haber llegado la tercera inquilina al piso de Limón comenzaron a ocurrir cosas extrañas.

-¿Calcetines? ¿Se movían solos los calcetines? -pregunté.

-Pues sí -respondió Christian-, supongo. O al menos eso es lo que decía Olivia Droslim que ocurría. Carlos empezó a pensar que era yo quien cogía los calcetines de los demás y los dispersaba por la casa...

La casa parecía estar habitada como por una especie de poltergeist, por un espíritu travieso y desconocido, que dejaba abiertos los grifos del agua o que encendía interruptores en mitad de la noche. También comenzaron a aparecer en las paredes de la casa inquietantes mensajes...

Christian siempre sospechó de Olivia. Pensó que ella podía ser sonámbula. Al fin y al cabo, antes de su llegada nada había ocurrido en la casa de Limón. Todo debía de tener una explicación racional y lógica. Carlos en cambio comenzó a sospechar también de su propio primo. Carlos empezó a creer las historias que Olivia Droslim les contaba. Y empezó, también, a pasar miedo en la casa.

-Un día Olivia nos dijo que llevaba un tiempo recibiendo amenazas de muerte.

Cuando Christian dijo esto último yo lo miré intensamente a los ojos.

-¿Qué tipo de amenazas? ¿por teléfono?

Yo ya sabía que no eran amenazas por teléfono pero necesitaba que fuera él quien lo dijera.

-No. Por papelitos.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Pero había que conservar la calma. Había que fingir sorpresa.

-¿Amenazas por papelitos?

-Decía que alguien le introducía en los bolsillos papelitos en los que ponía los días que faltaban para su muerte.


Foto: No llevé mi cámara al Café Conde Duque en el que tuvo lugar esta conversación con Christian. La foto es de Wali.

6 comentarios:

jane dijo...

Madredelamorhermoso, otra vez los papelitos... Me tienes en vilo, Andriu.

Anónimo dijo...

¿Es un ejercicio esto de rescatar "mcguffins" antiguos, ya usados en otras historias? Eso espero, de lo contrario empiezo a temer por tu extraña obsesión por las amenazas de muerte y...¡los papelitos!
Un beso,

E.

jane dijo...

Yo, es que me encuentro un papelito en el bolsillo, así sea la lista de la compra, y ya me está dando la taquicardia no sea qué.

Andriu dijo...

Jane: a mí también me tiene preocupado esta nueva aparición de los papelitos. Por ahora, sin embargo, no he recibido ninguno.

E: Tuve que buscar eso de "mcguffin" en la wiki para saber quién eras. El nombre me sonaba a magdalena gigante de chocolate ;)

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Quizás por lo de magdalena gigante de chocolate también me conozcas... ;)

Andriu dijo...

Jeje, of course.