domingo, 21 de marzo de 2010

eN pRoCreSo 18


Últimamente no puedo evitar relacionar todo lo que me ocurre con la serie Lost.

Christian me contó que, una vez que hubo desaparecido Olivia, las diferencias con su primo Carlos se fueron acentuando cada vez más, debido a la distinta manera que ambos tenían de interpretar los acontecimientos.

John Locke en la serie Lost es "the man of faith" mientras que Jack (el médico) es "the man of science". Cada uno de ellos interpreta los insólitos acontecimientos que suceden en la isla desde su particular concepción del mundo: Jack intenta comprender racionalmente, aceptar sólo aquello que la ciencia o la experiencia pueden refrendar, no abandonarse a la creencia ciega. John en cambio está abierto a lo insólito, a lo inexplicable, al milagro, a la intuición de que las cosas que suceden en la isla no responden a una mera casualidad, sino que tienen un significado y una razón, acaso inescrutable, como las razones de Dios.

A Christian y a Carlos les ocurrió lo mismo.

El día posterior al último papelito amenazante recibido por Olivia Droslim, en el que se le auguraba un sólo día de vida, la tercera inquilina de Limón desapareció.

Nunca han vuelto a saber nada más de ella.

Christian lo tomó todo como una broma de mal gusto perpetrada por la propia Olivia. Carlos en cambio estaba convencido de que a Olivia le había ocurrido algo. En la casa siguieron ocurriendo, según Carlos, cosas extrañas. Christian en cambio tenía siempre una explicación racional preparada para cada una de ellas. Las discusiones y los conflictos entre los dos se hicieron cada vez más insostenibles, hasta que Carlos terminó abandonando la casa de Limón, para apartarse no tanto de su primo como del mal difuso que la recorría de arriba abajo.

John versus Jack

Carlos versus Christian

Man of faith versus man of science

También yo me siento en lucha y dividido.

Christian me dijo que las pocas pertenencias que dejó Olivia Droslim en su cuarto las metió él mismo en una caja y las tiró en el contenedor de basura. Por eso cuando le enseñé el plano de la casa dibujado y el resto de pertenencias de Olivia se asombró tanto y decidió contármelo todo.

¿Cómo vuelve una caja desde el contenedor de la calle hasta el trastero de encima del baño de un cuarto piso?

¿Cómo se mueven solos los calcetines?

¿Qué le ocurrió a Olivia Droslim?

¿Por qué ella también recibía papelitos, como aquel argentino de cuyo nombre nadie quiere acordarse?

¿Por qué antes de esta extraña coincidencia se me aparece en sueños otra vez el Templo de Debod?

A veces pienso como un hombre de ciencia y entonces me digo que todas estas peripecias no son sino una mera alucinación fruto de una mente intoxicada por los cuentos de Cortázar, por una serie de televisión y por los derroteros delirantes a los que tan a menudo nos conduce la escritura.

Otras veces, en cambio, acepto lo que me ocurre con la ingenuidad de un niño y sin el doblez y la suspicacia del censor racionalista que todos llevamos dentro. Es entonces cuando pienso como un hombre de fe y abro las compuertas de mi mente para dejarme invadir por el cortejo fantástico de una realidad insólita, fascinante y nueva.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

uychhhh....amigo....cuántos procesos...el aloe...Nico...tengo sueño...el resto los iré leyendo esta semana. Un abrazo fuerte.
Muak

Andriu dijo...

Muak: descansa, un abrazo.

Anónimo dijo...

ehhhh....estoy pensando seriamente encerrarte...quizás el mismo día en que yo tengo cita en el centro médico con el carnicero.